Paternidad y Maternidad

Cuando el amor extático se desarrolla hasta convertirse en una relación de paternidad o maternidad y se vuelve fijo y estable, la relación se llama vātsalya-rasa. La manifestación de este nivel vātsalya-rasa del servicio devocional se puede encontrar en los tratos de Kṛṣṇa con Sus devotos que se representan como personalidades superiores, tales como el padre, la madre y el maestro.

Los grandes eruditos han descrito de la siguiente manera los incentivos del amor parental por Kṛṣṇa que existen en las personalidades mayores que están relacionadas con Él, de la siguiente manera:
«La Suprema Personalidad de Dios, cuyo color es como el de una flor de loto azul recién brotada, cuyo cuerpo es muy delicado y cuyos ojos de loto están rodeados por cabellos esparcidos tan negros como las abejas, caminaba por las calles de Vṛndāvana cuando la madre Yaśodā, la querida esposa de Nanda Mahārāja, lo vio. Inmediatamente comenzó a fluir la leche de los pechos de ella, empapándole el cuerpo”.
Algunas de las provocaciones específicas para el amor parental por Kṛṣṇa son: Su color negruzco, que es muy atractivo y agradable a la vista, Sus características corporales supremamente auspiciosas, Su suavidad, Sus dulces palabras, Su sencillez, Su timidez, Su humildad, Su constante disposición para ofrecer respeto a los mayores, y Su caridad. Todas estas cualidades se considera que son provocaciones extáticas para el amor parental.

En El Śrīmad-Bhāgavatam, Décimo Canto, Capítulo Ocho, verso 45, Śukadeva Gosvāmī dice que la madre Yaśodā aceptó al Señor Kṛṣṇa como hijo suyo, aunque en los Vedas se lo acepta como el rey del cielo, en los Upaniṣads se lo acepta como el Brahman impersonal, en filosofía se lo acepta como el Varón Supremo, los yogīs lo aceptan como la Superalma, y los devotos lo aceptan como la Suprema Personalidad de Dios. Una vez, la madre Yaśodā se dirigió a una de sus amigas con estas palabras:
«Nanda Mahārāja, el líder de los pastores de vacas, adoró al Señor Viṣṇu junto conmigo, y, como resultado de esa adoración, Kṛṣṇa se ha salvado de las garras de Pūtanā y otros demonios. Los arboles gemelos arjuna se partieron, por supuesto, debido a un fuerte viento, y aunque aparentemente Kṛṣṇa levantó la colina Govardhana junto con Balarāma, creo que en realidad fue Nanda Mahārāja quien sostuvo la montaña. De lo contrario, ¿cómo es posible que un niño pequeño pudiera levantar una colina tan grande?»
Ése es otro ejemplo de éxtasis en medio del amor parental. Esta clase de amor parental se genera en un devoto por la convicción que, por amor, él tiene, de que él mismo es superior a Kṛṣṇa, y de que sin sus cuidados, Kṛṣṇa no podría vivir. Por lo tanto, un devoto les rezó a los padres del Señor Kṛṣṇa de la siguiente manera:
«Permítaseme refugiarme en los devotos mayores del Señor Kṛṣṇa que tienen una relación parental con Él. Ellos siempre están ansiosos de servir a Kṛṣṇa y de mantenerlo, y siempre son muy buenos con Él. ¡Permítasenos ofrecerles a ellos nuestras respetuosas reverencias por ser tan buenos con la Suprema Personalidad de Dios, quien es el padre de todo el universo!».

Existe una oración similar de un brāhmaṇa que dice:
«Que otros veneren los Vedas y los Upaniṣads, y que otros veneren El Mahābhārata, si tienen miedo de la existencia material y quieren llegar a liberarse de esa condición. Pero por lo que a mí respecta, soló deseo venerar a Mahārāja Nanda, porque la suprema y absoluta Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, gatea en su patio como hijo suyo».

A continuación se da una lista de las personalidades respetuosas que gozan de afecto parental por Kṛṣṇa:
1. la madre Yaśodā, la reina de Vraja,
2. Mahārāja Nanda, el rey de Vraja,
3. la madre Rohiṇī, la madre de Balarāma,
4. todas las gopīs mayores cuyos hijos les fueron quitados por el Señor Brahmā,
5. Devakī, la esposa de Vasudeva,
6. las otras quince esposas de Vasudeva,
7. Kuntī, la madre de Arjuna,
8. Vasudeva, el verdadero padre de Kṛṣṇa, y
9. Sāndīpani Muni, el maestro de Kṛṣṇa.
Todos ellos se considera que son personalidades mayores respetables que profesan un amor parental por Kṛṣṇa. Esa lista está integrada por orden de importancia, y, en consecuencia, podemos ver que la madre Yaśodā y Mahārāja Nanda se considera que son las más importantes de todas las personalidades de edad.

En El Śrīmad-Bhāgavatam, Décimo Canto, Capítulo Nueve, verso 3, Śukadeva Gosvāmī le da a Mahārāja Parīkṣit una descripción de la forma y belleza de la madre Yaṣodā. Él dice:
«Mi querido Rey, las anchas caderas de la madre Yaśodā estaban cubiertas de ropa de seda y lino, y los pechos le rebozaban de leche por causa de su afecto. Cuando ella batía mantequilla y sujetaba firmemente la cuerda, los brazaletes de las manos y los aretes de los oídos se le movían, y de la bella decoración que llevaba en el cabello se soltaban las flores y caían. Debido a su excesivo trabajo, tenía gotas de sudor en el rostro».

Se tiene otra descripción de la madre Yaśodā en la siguiente oración de un devoto:
«Que yo reciba la protección de la madre Yaśodā, cuyos cabellos rizados están atados con cordones, cuyo cabello se embellece brillantemente con el bermellón que se pone en la raya del mismo, y cuya estructura corporal eclipsa a todos los ornamentos. Sus ojos siempre se dedican a ver el rostro de Kṛṣṇa, y por eso siempre están llenos de lágrimas. La belleza de su color, que se parece al de la flor de loto azul, se ve realzada con las muchas prendas de gran colorido con las que ella se viste. ¡Que su misericordiosa mirada caiga sobre todos nosotros, para que podamos quedar protegidos de las garras de māyā y podamos progresar sin tropiezos en nuestro servicio devocional!».

Existe la siguiente descripción del afecto de la madre Yaśodā hacia Kṛṣṇa. Después de levantarse temprano por la mañana, lo primero que hacía la madre Yaśodā era ofrecerle a Kṛṣṇa la leche de su pecho, y luego comenzaba a cantar diversos mantras para la protección de Él. Después, ella le decoraba la frente de un modo muy bello, y le ataba a los brazos unos talismanes protectores. Por todas estas actividades, se concluye sin duda alguna que ella es el emblema de todo el afecto maternal que se tiene por Kṛṣṇa.

La siguiente es una descripción de las características corporales de Nanda Mahārāja. Su cabello es negro en su mayor parte, aunque tiene algunos cabellos grises. Su ropa es de color verde, como las hojas recién brotadas de un árbol baniano. Su vientre es algo abultado, su color es como el de la Luna llena, y tiene un hermoso bigote. Un día, cuando Kṛṣṇa era un bebé, caminaba por el patio tomado del dedo de Su padre, y como no había firmeza en Sus pasos, parecía que se iba a caer. Mientras Nanda Mahārāja protegía a su hijo trascendental de esa forma, repentinamente le aparecieron lágrimas en los ojos, y se puso rebosante de alegría. ¡Ofrezcamos todos nuestras respetuosas reverencias a los pies de loto del rey Nanda!

Los años de la infancia, los vestidos infantiles, los movimientos del niño, las dulces palabras que habla, Su bella sonrisa y las diversas clases de juegos infantiles que realiza, se considera que son provocaciones para aumentar el amor parental por Kṛṣṇa. Los años de la infancia de Kṛṣṇa se dividen en tres períodos: el principio de la edad kaumāra, la mitad de la edad kaumāra y el final de la edad kaumāra. Durante el principio y la mitad de la edad kaumāra, los muslos de Kṛṣṇa son regordetes, y la parte interior de Sus ojos es blanquecina. Además, hay señales de la salidad de los dientes, y Él es muy dulce y manso. En esa época, a Él se lo describe de la siguiente manera:
«Cuando a Kṛṣṇa apenas le habían salido tres o cuatro dientes de las encías, Sus muslos eran regordetes, Su cuerpo era muy corto, y Él comenzaba a acrecentar el amor parental de Nanda Mahārāja y la madre Yaśodā con las actividades de Su cuerpo infantil. Algunas veces se ponía a dar pasos reiteradamente, algunas veces lloraba, algunas veces sonreía, algunas veces se chupaba el pulgar y algunas veces se quedaba totalmente tendido. Ésas son algunas de las diferentes actividades del niño Kṛṣṇa. Cuando Kṛṣṇa estaba acostado, a veces chupándose los dedos de los pies, a veces lanzando las piernas hacia arriba, a veces llorando y a veces sonriendo, la madre Yaśodā, al ver a su hijo en esos pasatiempos, no daba ninguna señal de querer restringirlo, sino que, por el contrario, se ponía a observar a su niño con anhelo, disfrutando de estos pasatiempos infantiles”.
Al principio de la edad kaumāra de Kṛṣṇa, las uñas de tigre estaban montadas en un collar de oro que llevaba alrededor del cuello. Él tenía tilaka protector en la frente, maquillaje negro alrededor de los ojos e hilo de seda alrededor de la cintura. Ésas son las descripciones de la indumentaria de Kṛṣṇa al principio de la edad kaumāra.

Cuando Nanda Mahārāja veía la belleza del niño Kṛṣṇa, con las uñas de tigre que llevaba sobre el pecho, con un color como el del árbol tamāla recién brotado, con tilaka bellamente decorado hecho con orina de vaca, con decoraciones en los brazos hechas de un hilo de seda muy bonito, y con ropa de seda atada alrededor de la cintura – cuando Nanda Mahārāja veía a su hijo así – nunca se saciaba con la belleza del niño.

En la mitad de la edad kaumāra, la porción superior del cabello de Kṛṣṇa le cae alrededor de los ojos. Algunas veces, Él está cubierto con tela alrededor de la parte inferior de Su cuerpo, y algunas veces está completamente desnudo. Algunas veces trata de caminar, paso a paso, y algunas veces habla muy dulcemente en un lenguaje infantil. Ésas son algunas de las características propias de la mitad de Su edad kaumāra. Cuando la madre Yaśodā lo vio una vez en la mitad de Su edad kaumāra, se lo describió así: Sus cabellos desordenados le tocaban las cejas, y los ojos estaban inquietos, pero Él no podía expresar Sus sentimientos con las palabras adecuadas; sin embargo, cuando Él hablaba, Sus palabras eran muy bellas y dulces al oído. Cuando la madre Yaśoda veía Sus pequeños oídos y lo veía desnudo, tratando de correr rápidamente con Sus pequeñas piernas, ella se sumergía en el océano del néctar. Los ornamentos de Kṛṣṇa en esa edad son una perla que cuelga del tabique de Su nariz, mantequilla en las palmas de Sus manos que son como flores de loto, y unos pequeños cascabeles que colgaban de la cintura. Se dice que cuando la madre Yaśodā vio que el niño se movía, haciendo sonar los cascabeles de la cintura, sonriéndole con una perla que le colgaba de la nariz, y con mantequilla en las manos, se sintió maravillosamente complacida al ver a su pequeño niño adornado así.

Mientras Kṛṣṇa estaba en la mitad de Su edad kaumāra, la cintura se le adelgazó, el pecho se hizo más ancho y la cabeza estaba decorada con Sus cabellos rizados, que parecían la caída de las alas de un cuervo. Estas características maravillosas del cuerpo de Kṛṣṇa nunca dejaban de sorprender a la madre Yasodā. Al final de su edad kaumāra, Kṛṣṇa llevaba una pequeña vara en la mano, Su ropa era un poco más larga, y tenía un nudo alrededor de la cintura, simulando el capuchón de una serpiente. Vestido así, solía cuidar a los terneros cerca de la casa, y algunas veces jugaba con los pastorcillos de aproximadamente la misma edad. Él tenía una flauta delgada y una corneta hecha de cuerno de búfalo, y algunas veces tocaba una flauta hecha de hojas de árbol. Ésas son algunas de las características propias del final de la edad kaumāra de Kṛṣṇa.

Cuando Kṛṣṇa ya había crecido un poco y cuidaba de los terneros pequeños, frecuentemente iba cerca del bosque. Y cuando se le hacía un poco tarde para regresar a casa, Nanda Mahārāja inmediatamente subía al candra-śālikā (un pequeño cobertizo construido en el techo para tener una vista panorámica de los alrededores), y vigilaba Su llegada. Preocupado por la tardanza de su pequeño hijo, Nanda Mahārāja se quedaba en el candra-śālīkā hasta que le podía anunciar a su esposa que Kṛṣṇa, rodeado por Sus pequeños amigos pastores, regresaba con los terneros. Nanda Mahārāja señalaba la pluma de pavo real de la cabeza de su hijo y le informaba a su amada esposa cómo el niño complacía sus ojos.

La madre Yaśodā se dirigía entonces a Nanda Mahārāja de la siguiente manera:
«Mira a mi querido hijo, cuyos ojos son blancos, que tiene un turbante en la cabeza, una bata sobre el cuerpo y cascabeles tobilleros que le tintinean dulcemente en los pies. Ya Él se acerca, junto con sus terneros surabhi, y ¡mira cómo deambula por la sagrada tierra de Vṛndāvana!».

De manera similar, Mahārāja Nanda le decía a su esposa:
«Mi querida Yaśodā, ¡mira a tu retoño Kṛṣṇa¡ ¡Mira el lustre negruzco de Su cuerpo Sus ojos teñidos de color rojo, Su amplio pecho y Su hermoso collar de oro¡ ¡Qué hermoso se ve, y cómo aumenta cada vez más mi dicha trascendental!».

Cuando Kṛṣṇa, el amado hijo de Nanda Mahārāja, pasa a Su edad kaiśora, aunque ahora es más hermoso, Sus padres todavía lo consideran como si estuviera en la edad paugaṇḍa, si bien está entre los diez y quince años de edad. Cuando Kṛṣṇa está en Su edad paugaṇḍa, algunos de Sus sirvientes también consideran que está en la edad kaiśora. Cuando Kṛṣṇa realiza Sus pasatiempos infantiles, generalmente rompe los recipientes de leche y yogur, tira el yogur en el patio y se roba la crema de la leche. Algunas veces, rompe la vara de batir, y algunas veces echa mantequilla al fuego. De esa forma, Él aumenta el placer trascendental de Su madre, Yaśodā.

A este respecto, la madre Yaśodā le dijo una vez a Mukharā, su sirvienta:
«Observa cómo Kṛṣṇa está mirando sigilosamente hacia todos lados y saliendo lentamente de los arbustos. Parece que viene a robar la mantequilla. No te dejes ver, o se dará cuenta de que estamos mirándolo. Quiero gozar de la vista que ofrecen Sus cejas moviéndose de esa manera tan encantadora, y quiero ver Sus ojos temerosos y Su hermoso rostro».

Al gozar de la actitud de Kṛṣṇa de robar mantequilla sigilosamente, la madre Yaśodā experimentaba el éxtasis del amor maternal oliéndole la cabeza, algunas veces acariciándole el cuerpo con la mano, algunas veces ofreciéndole bendiciones, algunas veces dándole órdenes, algunas veces contemplándolo, algunas veces manteniéndolo y algunas veces dándole buenas instrucciones para que no se convirtiera en ladrón. Esas actividades son parte del amor extático maternal. Un punto importante que se debe observar a este respecto es que la propensión infantil de robar se encuentra incluso en la Suprema Personalidad de Dios, y, por lo tanto, esa propensión no es artificial. Sin embargo, en la relación espiritual no existe embriaguez en esa propensión a robar, como sí existe en el mundo material.

En El Śrīmad-Bhāgavatam, Décimo Canto, Capítulo Trece, verso 33, Śukadeva Gosvāmī le dice al rey Parīkṣit:
«Mi querido Rey, tan pronto como las gopīs mayores vieron llegar a sus hijos, había un signo indescriptible de amor parental, y todas ellas llegaron a quedar absortas en el afecto. Al principio, pensaban castigar a sus hijos por robar la mantequilla, pero en cuanto tenían a sus hijos ante los ojos, perdían todas sus actitudes de enojo y quedaban dominadas por el afecto. Ellas comenzaban a abrazar a sus hijos y a olerles la cabeza. Mientras hacían eso, casi se volvían locas por sus hijos”.
En sus pasatiempos infantiles, todos estos pastorcillos se unían a Kṛṣṇa para robar mantequilla. Pero en lugar de enojarse, la madre Yaśodā se mojaba con la leche que le fluía de los pechos. Por su afecto hacia Kṛṣṇa, ella comenzaba a olerle la cabeza repetidamente.

Las actividades regulares de todas las madres de los pastorcillos eran las de besarlos, abrazarlos, llamarlos por sus nombres y algunas veces castigarlos suavemente por sus hábitos de robar. Esa manifestación de amor parental se llama éxtasis sāttvika, en el que son plenamente visibles las manifestaciones de ocho clases de síntomas de éxtasis. En El Śrīmad-bhāgavatam, Décimo Canto, Capítulo Trece, verso 22, Śukadeva Gosvāmī le dice al rey Parīkṣit:
«Todas las madres de los pastorcillos de vacas estaban confundidas por la influencia envolvente de la potencia yogamāyā de la Personalidad de Dios, y tan pronto como escuchaban a sus hijos tocar la flauta, de inmediato se ponían de pie y mentalmente abrazaban a sus hijos, que habían sido creados por la potencia interna directa de Kṛṣṇa. Aceptándolos como sus propios hijos, ellas los levantaban en sus brazos y comenzaban a abrazarlos, descansando los cuerpos de los niños en los suyos propios. Las emociones creadas por este incidente eran más dulces que un néctar convertido en una sabrosa bebida embriagante, y la leche que les fluía de los pechos la bebían inmediatamente sus niños».

En El Lalita-mādhava, recopilado por Rūpa Gosvāmī, se observan las siguientes palabras dirigidas a Kṛṣṇa:
«Mi querido Kṛṣṇa, cuando te dedicas a pastorear a los animales, el polvo que levantan las pezuñas de los terneros y las vacas cubre Tu hermoso rostro y Tu artístico tilaka, y Tú te ves muy empolvado. Pero cuando regresas a casa, la leche que fluye de los pechos de Tu madre te lava el rostro del polvo que lo cubre, y Tú te ves purificado por esa leche, al igual que la Deidad cuando se lava durante la celebración de la ceremonia abhiṣeka”.
En los templos de las Deidades se acostumbra que si ha habido alguna actividad impura, se tiene que lavar a la Deidad con leche. Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios, y Él se lavaba con la leche de los pechos de la madre Yaśodā, que lo purificaba del polvo que lo cubría.

Algunas veces hay ejemplos en que la madre Yaśodā se llega a aturdir por el éxtasis. Esto se manifestó cuando vio a su hijo levantar la colina Govardhana. Cuando Kṛṣṇa estaba de pie levantando la colina, la madre Yaśodā titubeó en abrazarlo, y se quedó aturdida. La posición peligrosa que Kṛṣṇa había aceptado al levantar la colina, le llenó los ojos de lágrimas. Con los ojos llenos de lágrimas, ya no podía ver a Kṛṣṇa, y como la garganta estaba cerrada por la ansiedad, no podía ni siquiera darle instrucciones a Kṛṣṇa acerca de lo que debía hacer en esa posición. Ése es un síntoma de aturdimiento en medio del amor extático.

La madre Yaśodā disfrutaba a veces de un éxtasis trascendental en medio de la felicidad, cuando su hijo se salvaba de alguna situación peligrosa, tal como sucedió cuando era atacado por Pūtanā o por algún otro demonio. En El Śrīmad-Bhāgavatam, Décimo Canto, Capítulo Diecisiete, verso 19, Śukadeva Gosvāmī dice que la madre Yaśodā se sintió sumamente afortunada cuando recuperó a su hijo perdido. Ella se lo puso de inmediato en el regazo y comenzó a abrazarlo una y otra vez. Mientras abrazaba así a su hijo repetidas veces, le caían torrentes de lágrimas de los ojos, y no podía expresar su dicha trascendental. Se dice en El Vidagha-mādhava de Śrīla Rūpa Gosvāmī:
«Mi querido Kṛṣṇa, el toque de Tu madre es tan agradable y refrescante, que sobrepasa el poder refrescante de la pasta de sándalo y de la brillante luz de la Luna mezclada con la pulpa de la raíz uṣīra”.
(Uṣīra es una clase de raíz que cuando se remoja en agua tiene un efecto muy refrescante. Se usa especialmente en medio del calor abrasador del Sol).

El amor parental de la madre Yaśodā por Kṛṣṇa aumenta constantemente, y algunas veces su amor y su éxtasis se describen como un afecto intenso, y algunas veces como una atracción abrumadora. En El Śrīmad-Bhāgavatam, Décimo Canto, Capítulo Seis, verso 43, se da un ejemplo de la atracción hacia Kṛṣṇa con afecto abrumador, cuando Śukadeva Gosvāmī se dirige así a Mahārāja Parīkṣit:
«Mi querido Rey, cuando el magnánimo Nanda Mahārāja regresó de Mathurā, comenzó a olerle la cabeza a su hijo, y se sumergió en el éxtasis del amor parental”.
Existe un pasaje similar en relación con la madre Yaśodā, cuando estaba muy ansiosa de oír el sonido de la flauta de Kṛṣṇa mientras esperaba que Él regresara de los pastizales. Como ella pensaba que se estaba haciendo muy tarde, su ansiedad por oír el sonido de la flauta de Kṛṣṇa se llegó a duplicar, y comenzó a fluirle leche de los pechos. En esas condiciones, algunas veces entraba a la casa, y otras veces salía de la misma. Ella miraba constantemente para ver si Govinda regresaba por el camino. Cuando muchos sabios muy eminentes le ofrecían sus oraciones al Señor Kṛṣṇa glorificando Sus actividades, la reina de Gokula, la madre Yaśodā, entró en el campo de batalla de Kurukṣetra, mojando la parte inferior de su sārī con la leche que le fluía de los pechos. Esa entrada de la madre Yaśodā en Kurukṣetra no fue durante la batalla de Kurukṣetra. En otras ocasiones, Kṛṣṇa iba a Kurukṣetra desde Su casa paterna (Dvārakā) durante el eclipse solar, y en esas oportunidades los residentes de Vṛndāvana también iban a verlo ahí.

Cuando Kṛṣṇa llegó a Kurukṣetra en peregrinación, todas las personas reunidas ahí comenzaron a decir que Kṛṣṇa, el hijo de Devakī, había llegado. En ese momento, Devakī, tal como una madre afectuosa, comenzó a acariciar el rostro de Kṛṣṇa. Y luego, cuando la gente comenzó a gritar que Kṛṣṇa, el hijo de Vasudeva, había llegado, tanto el rey Nanda como la madre Yaśodā se llegaron a sentir abrumados de afecto y expresaron su gran placer.

Cuando la madre Yaśodā, la reina de Gokula, iba a ver a su hijo Kṛṣṇa en Kurukṣetra, una de sus amigas se dirigió a ella de la siguiente manera:
«Mi querida Reina, la leche que fluye de la montaña de tus pechos ya ha dejado blancas las aguas del río Ganges, y las lágrimas de tus ojos, mezcladas con el maquillaje negro, ya han ennegrecido el color del río Yamunā. Y como estás parada justo entre los dos ríos, creo que no hay necesidad de tu ansiedad por ver el rostro de tu hijo. Tu afecto parental ya se lo han manifestado estos dos ríos».

La misma amiga de la madre Yaśodā se dirigió a Kṛṣṇa de la siguiente manera:
«Mi querido Mukunda, si la madre Yaśodā, la reina de Gokula, se viera forzada a pararse sobre un fuego pero se le permitiera ver Tu rostro de loto, entonces ese fuego le parecería que es como las montañas Himalayas: un lugar lleno de hielo. De la misma forma, si se le permite permanecer en el océano de néctar, pero no se le permite ver el rostro de loto de Tu Gracia, entonces hasta ese océano de néctar le parecerá a ella como un océano de veneno de arsénico”.
¡Que la ansiedad de la madre Yaśodā de Vraja, que siempre espera ver el rostro de loto de Kṛṣṇa, sea glorificada en todo el universo!

Kuntīdevī le hizo a Akrūra una declaración similar:
«Mi querido hermano Akrūra, mi sobrino Mukunda ha estado desde hace mucho tiempo lejos de nosotros. ¿Quieres decirle, por favor, que Su tía Kuntī está sentada en medio del enemigo y quisiera saber cuándo podrá ver nuevamente Su rostro de loto?».

En El Śrīmad-Bhāgavatam, Décimo Canto, Capítulo Cuarenta y Seis, verso 28, existe el siguiente pasaje:
«Cuando Uddhava se encontraba en Vṛndāvana y estaba narrando las actividades de Kṛṣṇa en Dvārakā, la madre Yaśodā, mientras oía esa narración, comenzó a verter leche de los pechos y a derramar lágrimas de los ojos”.
Otro incidente que demuestra el amor extremo de Yaśodā por Kṛṣṇa, ocurrió cuando Kṛṣṇa fue a Mathurā, el reino de Kaṁsa. En medio de la separación de Kṛṣṇa, la madre Yaśodā se puso a mirar los utensilios de maquillaje de Kṛṣṇa, y cayó al suelo casi inconsciente, haciendo un gran ruido. Mientras ella rodaba por el piso, le aparecieron muchos rasguños en el cuerpo, y en esa condición lastimosa se puso a gritar: «¡Oh, mi querido hijo¡ ¡Mi querido hijo!». Y se golpeaba los pechos con las dos manos. Los devotos expertos explican esta actividad de la madre Yaśodā como amor extático en medio de la separación. Algunas veces existen muchos otros síntomas, tales como una gran ansiedad, lamentación, frustración, aturdimiento, humildad, inquietud, demencia e ilusión.

Por lo que se refiere a las ansiedades de la madre Yaśodā, cuando Kṛṣṇa estaba fuera de casa en los pastizales, un devoto le dijo una vez a ella:
«Yasoda, creo que tus movimientos se han hecho lentos, y veo que estás llena de ansiedad. Tus dos ojos parecen estar inmóviles, y siento cierto calor en tu respiración, que está causando que la leche de tus pechos esté a punto de hervir. Todos estos signos prueban que debido a la separación de tu hijo tienes un fuerte dolor de cabeza”.
Ésos son algunos de los síntomas de la ansiedad de la madre Yaśodā por Kṛṣṇa.

Cuando Akrūra se encontraba en Vṛndāvana y estaba narrando las actividades de Kṛṣṇa en Dvārakā, se le informó a la madre Yaśodā que Kṛṣṇa se había casado con muchas reinas y que estaba muy ocupado ahí con Sus asuntos de padre de familia. Al escuchar esto, la madre Yaśodā se lamentó que era muy desafortunada porque no había podido casar a su hijo inmediatamente después de que pasó Su edad kaiśora, y que, por lo tanto, no podía recibir a su hijo y a su nuera en su casa. Ella exclamó:
«Mi querido Akrūra, ¡tan sólo me estás arrojando truenos sobre la cabeza!”.
Estos son signos de lamentación de la madre Yaśodā por su separación de Kṛṣṇa.

De manera similar, la madre Yaśodā sintió frustración al pensar:
«Aunque tengo millones de vacas, la leche de estas vacas no pudo satisfacer a Kṛṣṇa. ¡Por lo tanto, ¡qué caiga una maldición sobre esta leche¡ Y yo también estoy condenada, porque aunque soy tan opulenta en cuanto a la prosperidad material, no puedo oler la cabeza de mi hijo ni alimentarlo con la leche de mis pechos como lo hacía cuando estaba aquí en Vṛndāvana”.
Ése es un signo de frustración por parte de la madre Yaśodā en medio de su separación de Kṛṣṇa.

Un amigo de Kṛṣṇa se dirigió a Él así:
«Mi amado Señor de los ojos de loto, cuando vivías en Gokula, siempre llevabas una vara en la mano. Esa vara se encuentra ahora ociosa en la casa de la madre Yaśodā, y cada vez que ella la ve, se queda igual de inmóvil que la vara”.
Ése es un signo de aturdimiento por uno estar separado de Kṛṣṇa. En medio de la separación de Kṛṣṇa, la madre Yaśodā se volvió tan humilde, que le rezó al creador del universo, el Señor Brahmā, con lágrimas en los ojos:
«Mi querido creador, ¿no podrías por favor regresarme a mi querido hijo Kṛṣṇa para que pueda verlo por lo menos un momento?»
Algunas veces, inquieta como si estuviera loca, la madre Yaśodā acusaba a Nanda Mahārāja:
«¿Qué haces tú en el palacio? ¡Tú no tienes vergüenza¡ ¿Por qué la gente te llama el rey de Vraja? ¡Es muy sorprendente que estando separado de tu querido hijo Kṛṣṇa, todavía vivas en Vṛndāvana como un padre de corazón duro!».

Alguien le informó a Kṛṣṇa sobre la demencia de la madre Yaśodā, con las siguientes palabras:
«En medio de la locura, la madre Yaśodā se ha dirigido a los árboles kadamba y les ha preguntado: ‘¿En dónde está mi hijo?’. De manera similar, ella se ha dirigido a los pájaros y a los abejorros y les ha preguntado si Kṛṣṇa ha pasado frente a ellos, y les ha preguntado también si pueden decirle algo acerca de Ti. De esa forma, la madre Yaśodā en medio de la ilusión les preguntaba a todos por Ti, y ha estado deambulando por todo Vṛndāvana”.
Ésa es una demencia en medio de la separación de Kṛṣṇa.

Cuando Nanda Mahārāja fue acusado por la madre Yaśodā de ser «duro de corazón», él le replicó:
«Mi querida Yaśodā, ¿por qué te estás agitando tanto? Por favor mira con más cuidado. Fíjate, ¡tu hijo Kṛṣṇa está de pie ante ti¡ No te conviertas así en una mujer loca. Por favor mantén mi hogar en paz”.
Y un amigo le informó a Kṛṣṇa que Su padre Nanda también sufría de esa ilusión por su separación de Él.

Cuando todas las esposas de Vasudeva estaban presentes en la arena de Kaṁsa, vieron las muy agradables características corporales de Kṛṣṇa, e inmediatamente, por su afecto parental, comenzó a fluirles leche de sus pechos, y la parte inferior de sus sārīs se les mojó. Este síntoma de amor extático es un ejemplo del resultado de que se cumplan los deseos.

En el Primer Canto de El Śrīmad-Bhāgavatam, Capítulo Once, verso 29, se dice:
«Cuando Kṛṣṇa entró en Dvārakā después de terminar la batalla de Kurukṣetra, primero que todo vio a Su madre y a todas sus diferentes madrastras y ofreció Sus respetuosas reverencias a sus pies. Las madres inmediatamente tomaron a Kṛṣṇa en sus regazos, y por su afecto parental, les salía leche de los pechos. De modo que, la leche de sus pechos, mezclada con el agua de las lágrimas, llegó a ser la primera ofrenda que le hicieron a Kṛṣṇa”.
Ése es uno de los ejemplos de satisfacción después de una gran separación.

Existe un pasaje similar en El Lalita-mādhava:
«Qué maravilloso es que Yaśodā, la esposa del rey Nanda, por su afecto parental por Kṛṣṇa, mezcló sus lágrimas y la leche de sus pechos, y bañó con ello a su querido hijo Kṛṣṇa”.
El Vidagdha-mādhava, un devoto se dirige al Señor Kṛṣṇa de la siguiente manera:
«Mi querido Mukunda, después de verte el rostro, que estaba lleno del aroma de la flor de loto, la madre Yaśodā, atraída por la luz de luna de Tu rostro, sintió tanta alegría y afecto, que inmediatamente comenzó a salirle leche de los pezones de sus pechos, que eran como recipientes de agua”.
Ella se dedicaba así constantemente a darle leche a Kṛṣṇa, después de mojar la tela que cubría el cántaro.

Ésos son algunos de los signos del amor parental por Kṛṣṇa que le profesan Su madre, Su padre y las personas mayores. Los síntomas del amor exático en medio del afecto parental se expresan cuando se acepta a Kṛṣṇa como hijo. Esas emociones trascendentales y constantes por Kṛṣṇa se llaman éxtasis constante en medio del amor parental.

Śrīla Rūpa Gosvāmī dice aquí que de acuerdo con algunos grandes eruditos, las tres clases de melosidades trascendentales hasta aquí descritas – es decir, la servidumbre, la fraternidad y el afecto parental – , se mezclan algunas veces. Por ejemplo, los sentimientos fraternales de Balarāma están mezclados con servidumbre y afecto parental. De igual manera, la atracción del rey Yudhiṣṭhira hacia Kṛṣṇa también está mezclada con afecto parental y servidumbre. Así mismo, la melosidad trascendental de Ugrasena, el abuelo de Kṛṣṇa, está mezclada con servidumbre y afecto parental. El afecto de todas las gopīs mayores de Vṛndāvana es una mezcla de amor parental, servidumbre y fraternidad. El afecto de los hijos de Mādrī – Nakula y Sahadeva – así como el afecto del sabio Nārada, es una mezcla de amistad y servidumbre. El afecto del Señor Śiva, de Garuḍa y de Uddhava, es una mezcla de servidumbre y fraternidad.

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