Pasatiempos Desconcertantes

na veda kaścid bhagavaṁś cikīrṣitaṁ
tavehamānasya nṛṇāṁ viḍambanam
na yasya kaścid dayito ’sti karhicid
dveṣyaś ca yasmin viṣamā matir nṛṇām

¡Oh, Señor!, nadie puede entender Tus pasatiempos trascendentales, que parecen ser humanos y, por lo tanto, son engañosos. Nada es objeto específico de Tu preferencia, ni nada Te causa envidia. La gente sólo imagina que Tú eres parcial.

Śrīmad-Bhāgavatam 1.8.29

La misericordia del Señor para con las almas caídas se distribuye equitativamente. Él no tiene a nadie como objeto específico de Su hostilidad. El mismo concepto de la personalidad de Dios como ser humano es engañoso. Sus pasatiempos parecen ser exactamente iguales a los de un ser humano, pero en realidad son trascendentales y no tienen ningún matiz de contaminación material. A Él se Le conoce sin duda como una persona parcial para con Sus devotos puros, pero de hecho Él nunca es parcial, así como el Sol nunca es parcial para con nadie. Debido a los rayos del Sol, incluso ciertas piedras se vuelven valiosas, mientras que un ciego no puede ver el Sol aunque haya suficientes rayos solares ante él. La oscuridad y la luz son dos conceptos opuestos, pero eso no significa que el Sol sea parcial al distribuir sus rayos. Los rayos del Sol están a la disposición de todo el mundo, pero las capacidades de los receptores difieren. La gente necia piensa que el servicio devocional consiste en adular al Señor para obtener una misericordia especial. En verdad, los devotos puros que están dedicados al trascendental servicio amoroso del Señor no son una comunidad mercantil. Una firma mercantil presta servicio a alguien a cambio de valores. El devoto puro no presta servicio al Señor con esa mentalidad de intercambio; y, por ello la misericordia del Señor está por entero a su disposición. Los hombres que sufren y que están necesitados, las personas indagadoras y los filósofos, establecen relaciones temporales con el Señor para cumplir con un propósito en particular. Cuando el propósito se cumple, la relación con el Señor deja de existir. Un hombre que sufre, si es piadoso, ora al Señor pidiéndole recuperarse. Pero, en la mayoría de los casos, en cuanto la recuperación se acaba, al hombre que sufre deja de interesarle mantener su relación con el Señor. La misericordia del Señor está a su disposición, pero él está poco dispuesto a recibirla. Ésa es la diferencia entre un devoto puro y un devoto con mezcla. Aquellos que están completamente en contra del servicio del Señor se considera que están en la oscuridad más abyecta, aquellos que piden el favor del Señor únicamente en momentos de necesidad son receptores parciales de Su misericordia, y aquellos que están ciento por ciento dedicados al servicio del Señor son receptores completos de Su misericordia. Esa parcialidad en recibir la misericordia del Señor es relativa al receptor, y no se debe a la parcialidad del supremamente misericordioso Señor.

Cuando el Señor desciende a este mundo material mediante Su energía supremamente misericordiosa, actúa como un ser humano y, por lo tanto, parece que el Señor es parcial únicamente con Sus devotos, lo cual no es así. Pese a esa aparente manifestación de parcialidad, Su misericordia se distribuye equitativamente. En el campo de batalla de Kurukṣetra, todas las personas que murieron en la pelea en presencia del Señor obtuvieron la salvación, aunque no poseían las cualidades necesarias, pues morir ante la presencia del Señor purifica de los efectos de todos los pecados al alma que se está yendo y, por consiguiente, el hombre moribundo obtiene un lugar en alguna parte de la morada trascendental. De una forma u otra, si alguien se expone a los rayos solares, es seguro que obtendrá el beneficio requerido tanto con el calor como con los rayos ultravioleta. Por lo tanto, la conclusión es que el Señor nunca es parcial. Que la gente en general crea que Él es parcial, es un error.

El Señor dice en el Bhagavad-gītā (4.8):

paritrāṇāya sādhūnāṁ
vināśāya ca duṣkṛtām
dharma-saṁsthāpanārthāya
sambhavāmi yuge yuge

«Para liberar a los piadosos y aniquilar a los malvados, así como para restablecer los principios de la religión, Yo mismo desciendo, milenio tras milenio».

Cuando Dios Se encarna, tiene dos misiones: vencer a los demonios y liberar a los sādhus, los fieles devotos. La palabra sādhūnām, que significa «personas santas», se refiere a los devotos. La palabra no tiene nada que ver con la honestidad o deshonestidad mundanas, con la moralidad o la inmoralidad; no tiene nada que ver con actividades materiales. A veces puede que pensemos que la palabra sādhu se refiere a una persona que es buena o moral en sentido material, pero, en verdad, la palabra sādhu se refiere a aquel que se halla en el plano trascendental. Un sādhu, por lo tanto, es un devoto, porque aquel que se dedica al servicio devocional es trascendental a las cualidades materiales (sa guṇān samatītyaitān).

Ahora bien, el Señor viene a liberar a los devotos (paritrānāya sādhūnām), pero en el Bhagavad-gītā (14.26) se afirma claramente que el devoto trasciende las cualidades materiales (sa guṇān samatītyaitān). El devoto está en una posición trascendental, porque ha dejado de estar bajo el control de las tres modalidades materiales de la naturaleza (bondad, pasión e ignorancia). Pero si el sādhu ya está liberado por hallarse en el plano trascendental, entonces, ¿qué necesidad hay de liberarlo? Puede que surja esa pregunta. El Señor viene a liberar al devoto, pero el devoto ya está liberado. Por consiguiente, en este verso se utiliza la palabra viḍambanam, que significa «desconcertante», porque esto parece contradictorio.

La respuesta a esta contradicción es que el sādhu, el devoto, no necesita ser liberado, pero debido a que está sumamente ansioso de ver al Señor Supremo cara a cara, Kṛṣṇa no viene a liberarlo de las garras de la materia, de las cuales ya está liberado, sino a satisfacer su deseo íntimo. Al igual que el devoto quiere satisfacer al Señor en todos los aspectos, el Señor quiere satisfacer aún más al devoto. Así son los intercambios de los asuntos amorosos. Hasta en nuestros tratos comunes, si amamos a alguien queremos satisfacerlo a él o satisfacerla a ella, y él o ella también quieren corresponder. De modo que si la reciprocidad de los asuntos amorosos existe en este mundo material, ¡cuán elevada debe ser la manera en que existe en el mundo espiritual! Hay un verso en que el Señor dice: «El sādhu es mi corazón, y Yo también soy el corazón del sādhu». El sādhu siempre está pensando en Kṛṣṇa, y Kṛṣṇa siempre está pensando en el sādhu, Su devoto.

La aparición y desaparición del Señor dentro de este mundo material se denominan cikīrṣitam, pasatiempos. Constituye un pasatiempo de Kṛṣṇa el hecho de que Él venga. Desde luego, cuando el Señor viene, tiene alguna labor que realizar —proteger al sādhu y matar a aquellos que están en contra del sādhu—, pero ambas actividades son pasatiempos Suyos.

El Señor no es envidioso. La matanza de los demonios también es una exhibición de Su afecto. A veces, por amor, puede que castiguemos a nuestros hijos con un azote muy fuerte. De la misma manera, cuando Kṛṣṇa mata a un demonio, la matanza no se halla en el plano de los celos o la envidia material, sino en el plano del afecto. Se menciona por ello en los śāstras, las Escrituras védicas, que hasta los demonios que el Señor mata logran la inmediata salvación. Pūtanā, por ejemplo, era una bruja demoníaca que quería matar a Kṛṣṇa. Cuando Kṛṣṇa estaba realizando pasatiempos en forma de un bebé, ella cubrió el pezón de su pecho con veneno, y fue a la casa de Kṛṣṇa a ofrecer la leche de su pecho. «Cuando Kṛṣṇa chupe mi pezón —pensó ella—, el niño morirá de inmediato». Pero eso no fue posible. ¿Quién puede matar a Kṛṣṇa? En vez de ello, ella misma fue matada, pues Kṛṣṇa chupó el pezón y junto con él le chupó la vida. Pero, ¿cuál fue el resultado? Kṛṣṇa tomó el lado bueno. «Esta mujer demoníaca vino a matarme —pensó Él—, pero, de una u otra forma, he chupado la leche de su pecho, así que ella es Mi madre». De modo que Pūtanā logró la posición de madre de Kṛṣṇa en el mundo espiritual. Eso se explica en el Śrīmad-Bhāgavatam, donde Uddhava dice a Vidura que Kṛṣṇa es tan bondadoso, Dios es tan bondadoso, que hasta la bruja que quería matarlo con veneno fue aceptada por Él como madre. «Puesto que Kṛṣṇa es un Dios tan bondadoso —dijo—, ¿a quién más habría yo de adorar aparte de Kṛṣṇa?».

Kuntīdevī dice: na yasya kaścid dayitaḥ. La palabra dayita significa «favor». Kṛṣṇa no favorece a nadie. Dveṣyaś ca: y nadie es Su enemigo. De un amigo esperamos alguna bendición o ganancia, y de un enemigo esperamos actividades dañinas, pero Kṛṣṇa es tan perfecto, que nadie puede hacerle daño ni nadie puede darle nada. Así que, ¿quién puede ser Su amigo o enemigo? Na yasya kaścid dayito ’sti: Él no necesita el favor de nadie. Él es completo. Puede que yo sea un hombre muy pobre y, por consiguiente, que espere algún favor de un amigo, pero eso se debe a que soy imperfecto. Como no soy completo, como tengo tantas deficiencias, siempre estoy necesitado y, en consecuencia, quiero hacer algún amigo, e igualmente, odio a un enemigo. Pero, puesto que Kṛṣṇa es el Supremo, nadie puede hacer daño a Kṛṣṇa, ni nadie puede dar nada a Kṛṣṇa.

¿Por qué, entonces, adoramos a Kṛṣṇa en el templo mediante el ofrecimiento de muchísimas comodidades, vistiéndolo, adornándolo y dándole comida sabrosa? Debemos tratar de entender que Kṛṣṇa no necesita de nuestras ofrendas de hermosas prendas de vestir, flores o comida sabrosa, pero si le damos a Kṛṣṇa esas ofrendas, nos beneficiaremos. Así pues, que Kṛṣṇa acepte dichas ofrendas es un favor que Él hace. Si alguien se adorna, su imagen en el espejo también aparecerá adornada. De igual modo, como nosotros somos reflejos de Kṛṣṇa, si adornamos a Kṛṣṇa, también nosotros estaremos adornados. En la Biblia se dice que el hombre fue hecho a imagen de Dios, y eso significa que somos reflejos de la imagen de Dios. No crean que podemos inventar o imaginar alguna forma de Dios conforme a nuestra propia forma. Aquellos que se adhieren a la filosofía māyāvāda de antropomorfismo dicen: «La Verdad Absoluta es impersonal, pero como nosotros somos personas, imaginamos que la Verdad Absoluta también es una persona». Eso es un error, y de hecho lo cierto es justamente lo opuesto. Tenemos dos manos, dos piernas y una cabeza, porque el propio Dios tiene eso mismo. Tenemos formas personales porque somos reflejos de Dios. Además, debemos entender de un modo filosófico que, si la persona original se beneficia, el reflejo también se beneficia. De manera que, si adornamos a Kṛṣṇa, nosotros también quedaremos adornados. Si satisfacemos a Kṛṣṇa, nosotros también quedaremos satisfechos. Si ofrecemos a Kṛṣṇa comida sabrosa, nosotros también comeremos la misma comida. Aquellos que viven fuera de los templos donde se cultiva conciencia de Kṛṣṇa, puede que nunca se hayan imaginado que existe una comida tan sabrosa como la que estamos ofreciendo a Kṛṣṇa, pero debido a que se está ofreciendo a Kṛṣṇa, nosotros también tenemos la oportunidad de comerla. Así que debemos tratar de satisfacer a Kṛṣṇa en todos los aspectos, y entonces nosotros nos sentiremos satisfechos en todos los aspectos.

Kṛṣṇa no necesita de nuestro servicio, pero Él tiene la bondad de aceptarlo. Cuando Kṛṣṇa nos pide que nos entreguemos a Él (sarva-dharmān parityajya mām ekaṁ śaraṇaṁ vraja), eso no significa que Kṛṣṇa está falto de sirvientes y que si nos entregamos Él Se beneficiará. Kṛṣṇa puede crear millones de sirvientes con sólo desearlo. De modo que no se trata de eso. Pero si nos entregamos a Kṛṣṇa, seremos salvados, pues Kṛṣṇa dice: ahaṁ tvāṁ sarva-pāpebhyo mokṣayiṣyāmi: «Yo te libraré de todas las reacciones pecaminosas». Aquí, en el mundo material, estamos sufriendo sin ningún refugio. Incluso vemos que hay mucha gente holgazaneando por la calle, sin ningún objetivo en la vida. Cuando vamos a caminar por la playa, temprano por la mañana, vemos que hay mucha gente joven durmiendo u holgazaneando allí, sin ningún objetivo, confundida y sin saber qué hacer. Pero si nos refugiamos en Kṛṣṇa, entonces sabremos: «¡Oh!, ahora he encontrado refugio». Desde ese momento no habrá más confusión, no habrá más desesperación. Yo recibo diariamente muchísimas cartas de personas que expresan que han encontrado esperanza en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Por consiguiente, no es cierto que Kṛṣṇa descendiera aquí sólo para reunir algunos sirvientes. Más bien, Él descendió para beneficio nuestro.

Desafortunadamente, sin embargo, en vez de volvernos sirvientes de Kṛṣṇa, nos estamos volviendo sirvientes de muchísimas otras cosas. Somos sirvientes de nuestros sentidos, y de actividades sensuales como la lujuria, la ira, la codicia y la ilusión. En efecto, el mundo entero está sirviendo de esa manera. Pero si ocupamos nuestros sentidos en el servicio de Kṛṣṇa, dejaremos de ser sirvientes de los sentidos, para volvernos amos de ellos. Cuando tengamos la fuerza de negarnos a permitir a nuestros sentidos que se dediquen a otra cosa que no sea el servicio de Kṛṣṇa, entonces seremos salvados.

Aquí, Kuntīdevī dice: «Tú aparición en este mundo material es desorientadora, desconcertante». Nosotros pensamos: «Kṛṣṇa tiene alguna misión, algún propósito, y por eso ha venido». No, Él adviene para realizar Sus pasatiempos. Por ejemplo, a veces un gobernador va a inspeccionar una prisión. Él recibe informes del superintendente de la prisión, así que no tiene por qué ir allá, pero aun así a veces lo hace, pensando: «Voy a ver cómo va todo». Esto se puede llamar pasatiempo, porque él va por su libre albedrío. Él no ha quedado sujeto a las leyes de la prisión. Pero aun así un prisionero tonto puede que piense: «¡Oh!, el gobernador también está preso aquí. Así que somos iguales. Yo también soy gobernador». Los sinvergüenzas piensan así. «Puesto que Kṛṣṇa ha descendido como avatāra —dicen ellos—, yo también soy un avatāra». De modo que aquí se dice: na veda kaścid bhagavaṁś cikīrṣitam: «Nadie conoce la finalidad de Tú aparición y desaparición». Tavehamānasya nṛṇām viḍambanam: Los pasatiempos del Señor son desconcertantes. Nadie puede entender su verdadero propósito.

El verdadero propósito de los pasatiempos del Señor es Su libre albedrío. Él piensa: «Voy a ir a ver». Él no necesita venir a matar a los demonios. Él tiene muchísimos agentes en la naturaleza material que pueden matarlos. Por ejemplo, en un momento Él puede matar a miles de demonios simplemente con un ventarrón. Ni tampoco necesita venir a brindar protección a los devotos, pues Él puede hacer todo simplemente mediante Su voluntad. Pero desciende para disfrutar de placenteros pasatiempos. «Voy a ir a ver».

Algunas veces, Kṛṣṇa quiere incluso disfrutar de placenteros pasatiempos de pelea. El espíritu de pelea también está en Kṛṣṇa, pues, si no, ¿de dónde lo hemos obtenido? Como somos partes integrales de Kṛṣṇa, todas las cualidades de Kṛṣṇa están presentes en nosotros en una diminuta cantidad. Nosotros somos muestras de Kṛṣṇa. ¿De dónde obtenemos el espíritu de pelea? Se halla presente en Kṛṣṇa. Por lo tanto, así como un rey a veces pone a un luchador a que pelee con él, Kṛṣṇa también pone a algunas entidades vivientes a que peleen. Al luchador se le paga para que pelee con el rey. No es enemigo del rey; por el contrario, proporciona placer al rey mediante la lucha fingida. Pero cuando Kṛṣṇa quiere pelear, ¿quién peleará con Él? No puede ser alguien común. Si un rey quiere realizar una lucha fingida, va a ocupar a algún luchador muy capacitado. De la misma manera, Kṛṣṇa no pelea con cualquier persona común, sino con algunos de Sus grandes devotos. Como Kṛṣṇa quiere pelear, algunos de Sus devotos descienden a este mundo material a volverse enemigos de Él y pelear con Él. Por ejemplo, el Señor descendió a matar a Hiraṇyakaśipu e Hiraṇyākṣa. ¿Hemos de pensar que ellos eran entidades vivientes comunes? No, eran los grandes devotos Jaya y Vijaya, que vinieron a este mundo porque Kṛṣṇa quería pelear. En el mundo Vaikuṇṭha, el mundo espiritual, no hay ninguna posibilidad de pelear, porque allí todo el mundo está dedicado al servicio de Kṛṣṇa. ¿Con quién va Él a pelear? Por consiguiente, envía a algún devoto en el atuendo de un enemigo, y viene aquí al mundo material a pelear con él. Al mismo tiempo, el Señor nos enseña que ser Su enemigo no es muy beneficioso, y que es mejor ser Su amigo. Kuntīdevī dice por ello: na veda kaścid bhagavaṁś cikīrṣitam: «Nadie conoce la finalidad de Tu aparición y desaparición». Tavehamānasya nṛṇām viḍambanam: «Tú estás en este mundo como si fueras un ser humano común, y eso es desconcertante».

Puesto que Kṛṣṇa aparece a veces como un hombre común, en ocasiones la gente no puede creer o entender Sus actividades. Ellos se preguntan: «¿Acaso puede Dios volverse una persona común como nosotros?». Pero aunque Kṛṣṇa actúa algunas veces como una persona común, de hecho no es común, y cuando quiera que es necesario, Él exhibe los poderes de Dios. Cuando el demonio Bhaumāsura raptó a dieciséis mil muchachas, éstas oraron a Kṛṣṇa y, por lo tanto, Kṛṣṇa fue al palacio del demonio, lo mató y liberó a todas las muchachas. Pero de acuerdo con el estricto sistema védico, si una muchacha soltera deja su casa tan siquiera por una noche, nadie se casa con ella. Así que cuando Kṛṣṇa dijo a las muchachas: «Ahora pueden regresar sin peligro a casa de sus padres», ellas respondieron: «Señor, si regresamos a casa de nuestros padres, ¿cuál será nuestro destino? Nadie se casará con nosotras, porque este hombre nos raptó».

«¿Entonces qué quieren?», preguntó Kṛṣṇa. Las muchachas respondieron: «Queremos que seas nuestro esposo». Y Kṛṣṇa es tan bondadoso, que de inmediato dijo que sí y las aceptó.

Ahora bien, cuando Kṛṣṇa regresó al hogar, a Su ciudad capital, llevando a las muchachas consigo, no debe creerse que cada una de las dieciséis mil esposas tenía que esperar dieciséis mil noches para reunirse con Kṛṣṇa. En vez de ello, Kṛṣṇa Se expandió en dieciséis mil formas, construyó dieciséis mil palacios, y vivió en cada palacio con cada esposa.

Aunque esto se describe en el Śrīmad-Bhāgavatam, los sinvergüenzas no pueden entenderlo. Más bien critican a Kṛṣṇa. «Él era muy lujurioso —dicen ellos—. Se casó con dieciséis mil mujeres». Pero incluso si Él es lujurioso, es ilimitadamente lujurioso. Dios es ilimitado. ¿Por qué sólo dieciséis mil? Él podría casarse con dieciséis millones y aun así no alcanzar los límites de Su perfección. Ése es Kṛṣṇa. No podemos acusar a Kṛṣṇa de ser lujurioso sensual. No. Hay muchísimos devotos de Kṛṣṇa, y Kṛṣṇa los favorece a todos. Algunos piden a Kṛṣṇa que sea su esposo, algunos piden a Kṛṣṇa que sea su hijo, y algunos piden a Kṛṣṇa que sea su compañero de juegos. De ese modo, hay millones y trillones de devotos por todo el universo, y Kṛṣṇa tiene que satisfacerlos a todos. Él no necesita ninguna ayuda de esos devotos, pero debido a que ellos quieren servirlo de una manera en particular, el Señor corresponde con ellos. Esas dieciséis mil devotas querían a Kṛṣṇa por esposo y, en consecuencia, Kṛṣṇa accedió.

Así pues, puede que Kṛṣṇa actúe a veces como un hombre común, pero en Su carácter de Dios Se expandió en dieciséis mil formas. Una vez, el gran sabio Nārada fue a visitar a Kṛṣṇa y a Sus esposas. «Kṛṣṇa Se ha casado con dieciséis mil mujeres —penso él—. Voy a ver cómo está desenvolviéndose con ellas». Así pues, encontró a Kṛṣṇa viviendo de un modo diferente en cada uno de los dieciséis mil palacios. En un palacio estaba hablando con Su esposa, en otro estaba jugando con Sus hijos, en otro estaba organizando el matrimonio de Sus hijos e hijas, y de esa manera estaba dedicado a variados pasatiempos en todos los dieciséis mil palacios. De igual modo, en Su infancia, Kṛṣṇa actuó como un niño común, pero cuando Su madre, Yaśodā, quiso que abriera la boca para poder ver si había o no comido tierra, Él le enseñó todos los universos dentro de Su boca. Ése es Kṛṣṇa. Aunque Él actúa tal como un ser humano común, cuando se necesita, muestra Su naturaleza de Dios. Para dar otro ejemplo, Kṛṣṇa actuó como cochero de Arjuna, pero cuando Arjuna quiso ver la forma universal de Kṛṣṇa, Kṛṣṇa de inmediato le mostró una forma cósmica con miles y millones de cabezas, piernas, brazos y armas. Ése es Kṛṣṇa.

Kṛṣṇa es completamente independiente, y no tiene amigos ni enemigos. Pero actúa para beneficio tanto de Sus amigos como de Sus enemigos; y cuando actúa para beneficio de cualquiera de los dos grupos, el resultado es el mismo. He ahí la naturaleza absoluta de Kṛṣṇa.

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