La Fuerza Vital del Universo
janma karma ca viśvātmann
ajasyākartur ātmanaḥ
tiryaṅ-nṝṣiṣu yādaḥsu
tad atyanta-viḍambanam
Desde luego que es desconcertante, ¡oh, alma del universo!, que Tú actúes, aunque eres inactivo, y que nazcas, aunque eres la fuerza vital y el innaciente. Tú mismo desciendes entre los animales, los hombres, los sabios y los seres acuáticos. En verdad, es desconcertante.
Śrīmad-Bhāgavatam 1.8.30
Los trascendentales pasatiempos del Señor no sólo son desconcertantes, sino también aparentemente contradictorios. En otras palabras, todos ellos son inconcebibles para la limitada capacidad de pensamiento del ser humano. El Señor es la supremamente predominante Superalma de toda existencia y, sin embargo, Él aparece en la forma de un jabalí entre los animales, en la forma de un ser humano tal como Rāma, Kṛṣṇa, etc., en la forma de un ṛṣi tal como Nārāyaṇa, y en la forma de un ser acuático tal como un pez. Aun así, se dice que Él es innaciente, y que Él no tiene la obligación de hacer nada. En el śruti-mantra se dice que el Brahman Supremo no tiene la obligación de hacer nada. Nadie es igual ni más grande que Él. Él tiene múltiples energías, y lo ejecuta todo de un modo perfecto, mediante actividad, fuerza y conocimiento automáticos. Todas estas afirmaciones demuestran sin ninguna duda que las actividades, formas y acciones del Señor son todas inconcebibles para nuestra limitada capacidad de pensamiento, y como Él es inconcebiblemente poderoso, todo Le resulta posible. De modo que nadie puede medirlo exactamente; cada acción del Señor es desconcertante para el hombre común. A Él no se Le puede entender por medio del conocimiento védico, pero los devotos puros pueden entenderlo fácilmente, porque están íntimamente relacionados con Él. Por lo tanto, los devotos saben, que aunque Él aparezca entre los animales, no es un animal, ni un hombre, ni un ṛṣi, ni un pez. Él es eternamente el Señor Supremo, en todas las circunstancias.
Al Kuntī dirigirse a Kṛṣṇa Lo llama viśvātman, la fuerza vital del universo. En el cuerpo de todo el mundo hay una fuerza vital. Esa fuerza vital es el ātmā: el ser viviente, la entidad viviente, el alma. Todo el cuerpo funciona en virtud de la presencia de esa fuerza vital, el alma. De igual manera, hay una fuerza vital suprema. Esa fuerza vital suprema es Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios. Por consiguiente, ¿qué posibilidad hay de que Él nazca? En el Bhagavad-gītā (4.9), el Señor dice:
janma karma ca me divyam
evaṁ yo vetti tattvataḥ
tyaktvā dehaṁ punar janma
naiti mām eti so ’rjuna
«¡Oh, Arjuna!, aquel que conoce la naturaleza trascendental de Mi advenimiento y actividades, al abandonar el cuerpo no vuelve a nacer en este mundo material, sino que alcanza Mi morada eterna».
En ese verso, la palabra divyam indica especialmente que el advenimiento y las actividades del Señor son espirituales. Y en otra parte del Bhagavad-gītā se dice: ajo ’pi sann avyayātmā. La palabra aja significa «innaciente», y avyayātmā significa «no sujeto a destrucción». Ésa es la naturaleza de Kṛṣṇa, la cual es trascendental y que Kuntīdevī describe aún más en sus oraciones al Señor.
Al comienzo de sus oraciones, Kuntīdevī dijo al Señor: «Tú estás dentro y estás fuera, pero aun así eres invisible». Kṛṣṇa está dentro del corazón de todos (īśvaraḥ sarva-bhūtānāṁ hṛd-deśe ’rjuna tiṣṭhati, sarvasya cāhaṁ hṛdi sanniviṣṭaḥ). En verdad, Él está dentro de todo, incluso dentro del átomo (aṇḍāntara-stha-paramāṇu-cayāntara-stham). Kṛṣṇa está dentro y también está fuera. Por eso Kṛṣṇa mostró a Arjuna Su aspecto externo en la forma del viśva-rūpa, la gigantesca manifestación cósmica.
Ese cuerpo externo de Kṛṣṇa se describe en el Śrīmad-Bhāgavatam. Allí, las colinas y montañas se describen como huesos del Señor. De igual manera, los grandes océanos se han descrito como diferentes agujeros del cuerpo universal del Señor, y el planeta conocido como Brahmaloka se ha descrito como la porción superior de Su cráneo. Así pues, a aquellos que no pueden ver a Dios se les ha aconsejado verlo de muchas maneras, en función de la manifestación material cósmica, conforme a las instrucciones que se dan en las Escrituras védicas.
Existen aquellos que simplemente pueden pensar en Dios en Su carácter de ser grande, pero no saben cuán grande es. Cuando ellos piensan en grandeza, piensan en montañas muy altas, en el cielo y en otros planetas. Por lo tanto, al Señor se le ha descrito en términos de esas manifestaciones materiales, de modo que mientras se piensa en esas diferentes manifestaciones, se pueda pensar en el Señor. Eso también es conciencia de Kṛṣṇa. Si alguien piensa: «Esta montaña es el hueso de Kṛṣṇa», o si piensa que el vasto océano Pacífico es el ombligo de Kṛṣṇa, se halla en estado de conciencia de Kṛṣṇa. De modo similar, puede pensar que los árboles y plantas son los vellos del cuerpo de Kṛṣṇa, puede pensar que Brahmaloka es la parte superior del cráneo de Kṛṣṇa, y puede pensar que el sistema planetario de Pātālaloka constituye las plantas de los pies de Kṛṣṇa. De esa manera, puede pensar en Kṛṣṇa como más grande que lo más grande (mahato mahīyān).
Así mismo, se puede pensar en Kṛṣṇa como más pequeño que lo más pequeño. Eso también es una clase de grandeza. Kṛṣṇa puede fabricar esta gigantesca manifestación cósmica, y también puede fabricar un pequeño insecto. En un libro, a veces encontramos un pequeño insecto que se mueve y que es más pequeño que un punto. He ahí la artesanía de Kṛṣṇa. Aṇor aṇīyān mahato mahīyān (Kaṭha Up. 1.2.20): Él puede crear algo que sea más grande que lo más grande y más pequeño que lo más pequeño. Ahora los seres humanos han fabricado el avión 747, que, en su concepto, es muy grande. Mas, ¿pueden ellos producir un avión tan pequeño como un insecto volador? Eso no es posible. Sin embargo, la verdadera grandeza no es unilateral. Aquel que verdaderamente es grande puede volverse más grande que lo más grande y más pequeño que lo más pequeño.
Y ni siquiera las cosas grandes que los hombres pueden fabricar en la era moderna son las cosas más grandes que el hombre ha creado. El Śrīmad-Bhāgavatam nos da la información de que Kardama Muni, el padre del gran sabio Kapiladeva, fabricó un inmenso avión que semejaba una gran ciudad. Contenía lagos, jardines, calles y casas, y toda la ciudad podía volar por todo el universo. En ese avión, Kardama Muni viajó con su esposa y le mostró todos los planetas. Él era un gran yogī, y su esposa, Devahūti, era la hija de Svāyambhuva Manu, un gran rey. Kardama Muni había deseado casarse, y Devahūti dijo a su padre: «Mi querido padre, quiero casarme con ese sabio». Así pues, Svāyambhuva Manu llevó a su hija hasta donde estaba Kardama Muni y le dijo: «Señor, he aquí a mi hija. Por favor, acéptala por esposa». Ella era la hija de un rey y era muy opulenta, pero cuando se unió a su austero esposo, tuvo que servirlo tanto que se volvió enjuta y delgada. En efecto, incluso con poca comida, ella trabajaba día y noche. Por consiguiente, Kardama Muni se compadeció de ella. «Esta mujer que ha venido a mí es la hija de un rey —pensó él—, pero bajo mi protección no está recibiendo ninguna comodidad. Así que voy a darle alguna comodidad». Por lo tanto, preguntó a su esposa: «¿Qué te haría sentir cómoda?». Desde luego que, por naturaleza, la mujer quiere una buena casa, buena comida, finas prendas de vestir, buenos hijos y un buen esposo. Eso es lo que una mujer ambiciona. Así pues, Kardama Muni le demostró que había recibido el mejor de los esposos. Mediante poderes yóguicos, creó para ella ese gran avión, y le dio una gran casa, con sirvientas y toda clase de opulencias. Kardama Muni era tan sólo un ser humano, pero pudo realizar esas cosas maravillosas mediante poderes yóguicos.
Kṛṣṇa, no obstante, es yogeśvara, el amo de todos los poderes yóguicos. Si nosotros obtenemos un poquito de poder místico, nos volvemos importantes, pero Kṛṣṇa es el amo de todos los poderes místicos. En el Bhagavad-gītā se dice que dondequiera que esté Yogeśvara, Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, el amo de todos los poderes místicos, y dondequiera que esté Arjuna, a quien también se conoce como Pārtha o Dhanurdhara, todo está presente.
En todo momento debemos recordar que, si podemos mantenernos siempre en compañía de Kṛṣṇa, alcanzaremos todas las perfecciones. Y especialmente en esta era, Kṛṣṇa Se ha encarnado en forma del santo nombre (kali-kāle nāma-rūpe kṛṣṇa-avatāra, Cc. Ādi 17.22). Por consiguiente, Caitanya Mahāprabhu dice:
nāmnām akāri bahudhā nija-sarva-śaktis
tatrārpitā niyamitaḥ smaraṇe na kālaḥ
«Mi querido Señor, Tú eres tan bondadoso, que me estás dando Tu compañía en la forma de Tu santo nombre, y este santo nombre puede cantarse en cualquier situación». No hay reglas estrictas para cantar Hare Kṛṣṇa. Se puede cantar Hare Kṛṣṇa en cualquier parte. Los niños, por ejemplo, también cantan y bailan. No es difícil en absoluto. Mientras nuestros estudiantes caminan, llevan sus cuentas consigo y cantan. ¿Qué se pierde con ello? Y la ganancia es muy grande, pues por cantar estamos en contacto con Kṛṣṇa personalmente. Supónganse que fuéramos a visitar personalmente al presidente. Cuán orgullosos nos sentiríamos. «¡Oh!, estoy con el presidente». De manera que, ¿no deberíamos sentirnos sumamente orgullosos si fuéramos a estar con el presidente supremo, quien es capaz de crear muchos millones de presidentes como los de este mundo? Ese canto es nuestra oportunidad de hacerlo. En consecuencia, Caitanya Mahāprabhu dice: etādṛśī tava kṛpā bhagavan mamāpi: «Mi querido Señor, Tú eres tan bondadoso conmigo, que siempre estás dispuesto a brindarme Tu compañía». Durdaivam īdṛśam ihājani nānurāgah: «Pero yo soy tan desafortunado que no aprovecho esa oportunidad».
Nuestro movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa simplemente está pidiendo a la gente: «Canten Hare Kṛṣṇa». En un periódico había una tira cómica en la que se mostraba a una anciana y su esposo sentados frente a frente. La dama estaba diciendo a su esposo: «Canta, canta, canta». Y el esposo le estaba respondiendo: «No puedo, no puedo, no puedo»[1]. Así pues, de la misma manera, estamos pidiendo a todo el mundo: «Por favor, canta, canta, canta». Pero ellos están respondiendo: «No puedo, no puedo, no puedo». Ése es su infortunio.
Aun así, tenemos el deber de hacer que todas esas criaturas desafortunadas se vuelvan afortunadas. Ésa es nuestra misión. Por eso vamos a la calle a cantar. Aunque ellos dicen: «No puedo», nosotros seguimos cantando. Ése es nuestro deber. Y si de una u otra forma ponemos algo que leer en la mano de alguien, éste se vuelve afortunado. El dinero que ha ganado arduamente, lo hubiera despilfarrado de tantas maneras repugnantes y pecaminosas, pero si tan sólo compra un libro, sea cual fuere el precio, su dinero estará siendo bien utilizado. Ése es el comienzo de su conciencia de Kṛṣṇa. Como él ha dado al movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa algo del dinero que arduamente ha ganado, recibe un beneficio espiritual. Él no está perdiendo nada; por el contrario, está ganando un beneficio espiritual. Así que, nuestra misión es traer a todo el mundo a este movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa de una u otra forma, para que todos puedan beneficiarse espiritualmente.
Cuando Kṛṣṇa estuvo en la Tierra, no todos supieron que Él era la Suprema Personalidad de Dios. Aunque cuando era necesario Él demostraba que era la Divinidad Suprema, por lo general parecía ser exactamente igual que un ser humano común. En consecuencia, mientras Śukadeva Gosvāmī describe cómo Kṛṣṇa jugaba como uno de los pastorcillos de vacas, señala la identidad de Kṛṣṇa. ¿Quién es este pastorcillo? Śukadeva Gosvāmī dice: itthaṁ satāṁ brahma-sukhānubhūtyā. Los impersonalistas meditan en el Brahman impersonal y sienten así cierta dicha trascendental, pero Śukadeva Gosvāmī señala que la fuente de esa dicha trascendental está aquí: Kṛṣṇa.
Kṛṣṇa es la fuente de todo (ahaṁ sarvasya prabhavaḥ) y por consiguiente, la dicha trascendental que los impersonalistas tratan de experimentar al meditar en el Brahman impersonal, en realidad proviene de Kṛṣṇa. Śukadeva Gosvāmī dice: «He aquí a la persona que es la fuente de brahma-sukha, la bienaventuranza trascendental que proviene de la comprensión del Brahman».
El devoto siempre está dispuesto a prestar servicio al Señor (dāsyaṁ gatānāṁ para-daivatena), pero para aquellos que están bajo el hechizo de la energía ilusoria, Él es un niño común (māyāśritānāṁ nara-dārakeṇa). Ye yathā māṁ prapadyante tāṁs tathaiva bhajāmy aham: Kṛṣṇa trata con diferentes entidades vivientes conforme a los conceptos que éstas tengan. Para aquellos que consideran a Kṛṣṇa un ser humano común, Kṛṣṇa trata con ellos como un ser humano común, mientras que los devotos que aceptan a Kṛṣṇa como Suprema Personalidad de Dios, disfrutan de la compañía de la Suprema Personalidad de Dios. Desde luego que el objeto del impersonalista es el brahmajyoti, la impersonal refulgencia del Supremo, pero Kṛṣṇa es la fuente de esa refulgencia. Por lo tanto, Kṛṣṇa lo es todo (brahmeti paramātmeti bhagavān iti śabdyate).
Sin embargo, los pastorcillos de vacas pueden jugar con ese mismo Kṛṣṇa, la excelsa Personalidad de Dios. ¿Cómo se han vuelto tan afortunados, que pueden jugar con Él?
itthaṁ satāṁ brahma-sukhānubhūtyā
dāsyaṁ gatānāṁ para-daivatena
māyāśritānāṁ nara-dārakeṇa
sārdhaṁ vijahruḥ kṛta-puṇya-puñjāḥ
(Bhāg. 10.12.11)
Los pastorcillos de vacas que están jugando con Kṛṣṇa tampoco son comunes, pues han logrado la perfección máxima, que consiste en poder jugar con la Suprema Personalidad de Dios. ¿Cómo alcanzaron esa posición? Kṛta-puṇya-puñjāḥ: Después de muchísimas vidas en las que realizaron actividades piadosas. Durante muchísimas vidas, estos muchachos se sometieron a austeridades y penitencias para alcanzar la perfección máxima de la vida, y ahora tienen la oportunidad de jugar con Kṛṣṇa personalmente, de igual a igual. Ellos no saben que Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios, pues ésa es la naturaleza del vṛndāvana-līlā, de los pasatiempos de Kṛṣṇa en la aldea de Vṛndāvana.
Sin conocer la identidad de Kṛṣṇa, los pastorcillos de vacas simplemente aman a Kṛṣṇa, y su amor es interminable. Esto es cierto en el caso de toda la gente que está en Vṛndāvana. Por ejemplo, Yaśodā-mātā y Nanda Mahārāja, la madre y el padre de Kṛṣṇa, aman a Kṛṣṇa con afecto paternal. Del mismo modo, los amigos de Kṛṣṇa aman a Kṛṣṇa, las amigas de Kṛṣṇa aman a Kṛṣṇa, los árboles aman a Kṛṣṇa, el agua ama a Kṛṣṇa, las flores, las vacas, los terneros… todo el mundo ama a Kṛṣṇa. Ésa es la naturaleza de Vṛndāvana. De manera que si simplemente aprendemos a amar a Kṛṣṇa, podemos de inmediato transformar este mundo en Vṛndāvana.
Ése es el único punto central: cómo amar a Kṛṣṇa (premā pum-ārtho mahān). La gente está por lo general buscando dharma, artha, kāma, mokṣa: religiosidad, crecimiento económico, complacencia de los sentidos y liberación. Pero Caitanya Mahāprabhu hizo caso omiso de esas cuatro cosas. «Eso no es lo que debe lograrse en la vida», dijo Él. La verdadera meta de la vida es el amor por Kṛṣṇa.
Por supuesto, la vida humana no comienza verdaderamente mientras no haya algún concepto de religión (dharma). Pero en esta era actual, Kali-yuga, prácticamente no existe dharma —no hay ni religión ni moralidad, y no hay actividades piadosas— y, en consecuencia, desde el punto de vista védico, la actual civilización humana ni siquiera está integrada por seres humanos. Antes, a la gente le importaba la moralidad y la inmoralidad, la religión y la irreligión, pero con el progreso de Kali-yuga todo eso se está acabando, y la gente puede hacer cualquier cosa, sin que le importe lo que ésta sea. El Śrīmad-Bhāgavatam dice, y de hecho podemos verlo, que en Kali-yuga cerca de un ochenta por ciento de la gente es pecadora. La vida sexual ilícita, el consumo de sustancias embriagantes y estimulantes, el comer carne y los juegos de azar, son los cuatro pilares de la vida pecaminosa y, por consiguiente, nosotros pedimos que primero se rompan esos cuatro pilares, de manera que el techo de la vida pecaminosa se derrumbe. Luego, mediante el canto de Hare Kṛṣṇa se puede permanecer establecido en una posición trascendental. Es un método muy sencillo.
No se puede llegar a comprender a Dios viviendo una vida pecaminosa. Así que Kṛṣṇa dice:
yeṣāṁ tv anta-gataṁ pāpaṁ
janānāṁ puṇya-karmaṇām
te dvandva-moha-nirmuktā
bhajante māṁ dṛḍha-vratāḥ
«Aquellos que han observado una conducta piadosa en vidas anteriores y en la presente, y cuyas actividades pecaminosas están completamente erradicadas, se liberan de las dualidades de la ilusión y se ocupan en Mi servicio con determinación» (Bg. 7.28).
La palabra anta-gatam significa «terminando». Alguien puede dedicarse al servicio devocional, si ha terminado con su vida pecaminosa. ¿Quién puede terminar con la vida pecaminosa? Aquellos que se dedican a las actividades piadosas. Todos deben realizar actividades, y si alguien se dedica a actividades piadosas, naturalmente sus actividades pecaminosas desaparecerán. Por una parte, debe tratar de romper voluntariamente los pilares de la vida pecaminosa, y por otra parte debe dedicarse a la vida piadosa.
Si no se tiene ninguna ocupación piadosa, no es posible librarse de las actividades pecaminosas simplemente mediante la comprensión teórica. Por ejemplo, el gobierno norteamericano está gastando millones de dólares para detener el uso de LSD y otras sustancias enajenantes de esa índole, pero ha fracasado. ¿Cómo va a ser posible que simplemente con promulgar leyes o dar conferencias, se pueda hacer que la gente deje esas cosas? No es posible. Hay que dar a la gente buenas ocupaciones, y entonces automáticamente dejarán las malas. Por ejemplo, nosotros indicamos a nuestros estudiantes: «No ingieran sustancias embriagantes ni estimulantes», y de inmediato las dejan, si bien el gobierno ha fracasado en detenerlos. Esto es algo práctico.
Paraṁ dṛṣṭvā nivartate. Si a alguien no se le da una buena ocupación, no pueden detenerse sus malas ocupaciones. Esto no es posible. Por lo tanto, tenemos dos aspectos: la prohibición de actividades pecaminosas, y la ocupación en actividades buenas. No decimos simplemente: «No tenga vida sexual ilícita», «no ingiera estimulantes», etc. El simple hecho de negar carece de significado; debe haber algo positivo, porque todo el mundo quiere ocuparse en algo. Eso se debe a que somos entidades vivientes y no exánimes piedras. Mediante la meditación, los filósofos impersonalistas tratan de volverse exánimes piedras: «Voy a pensar en algo vacío o impersonal». Pero, ¿cómo puede uno volverse vacío artificialmente? El corazón y la mente están llenos de actividades, así que esos métodos artificiales no ayudarán a la sociedad humana.
Los métodos de supuesto yoga y meditación son todos sinvergüencería, porque no proveen de ninguna ocupación. Pero en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa hay suficiente ocupación para todo el mundo. Todos se levantan temprano por la mañana para adorar a las Deidades. Los devotos preparan sabrosa comida para Kṛṣṇa, decoran el templo, hacen guirnaldas, salen a cantar, y venden libros. Están totalmente ocupados las veinticuatro horas del día y, por consiguiente, pueden abandonar la vida pecaminosa. Si un niño tiene en las manos algo que está comiendo pero le damos algo mejor, tirará la cosa inferior y tomará la mejor. Así que en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa ofrecemos una mejor ocupación, mejor vida, mejor filosofía, mejor conciencia… todo mejor. Por eso, aquellos que se dedican al servicio devocional pueden dejar las actividades pecaminosas y promoverse al estado de conciencia de Kṛṣṇa.
Las actividades destinadas a promover a todas las entidades vivientes al estado de conciencia de Kṛṣṇa están ocurriendo no sólo en la sociedad humana, sino también en la sociedad animal. Como todas las entidades vivientes de aquí son partes integrales de Kṛṣṇa pero se están pudriendo en este mundo material, Kṛṣṇa tiene un plan, un gran plan, para liberarlas. A veces Él viene a este mundo personalmente, y a veces envía a Sus muy íntimos devotos. A veces Él deja instrucciones tales como las del Bhagavad-gītā. La encarnación de Kṛṣṇa aparece en todas partes, y Él aparece entre los animales, los hombres, los sabios e incluso entre los seres acuáticos (tiryaṅ-nṛṣiṣu yādaḥsu). Por ejemplo, Kṛṣṇa apareció incluso como una encarnación pez.
De manera que el nacimiento, el advenimiento y la partida de Kṛṣṇa, son todos desconcertantes (tad atyanta-viḍambanam). Nosotros, las entidades vivientes condicionadas, transmigramos de un cuerpo a otro porque las leyes de la naturaleza nos obligan a hacerlo, pero Kṛṣṇa no viene porque Lo obliguen. Ésa es la diferencia. Aquellos que son necios y sinvergüenzas piensan: «Yo nací en este mundo y Kṛṣṇa también nació aquí. Por consiguiente, yo también soy Dios». No saben que tendrán que nacer de nuevo, forzados por las leyes de la naturaleza.
Puede que se nos haya dado la oportunidad de tener un cuerpo muy hermoso, en un país en el que podemos vivir con opulencia y recibir una buena educación. Pero si hacemos mal uso de todo eso, obtendremos otro cuerpo conforme a nuestra mentalidad. Por ejemplo, actualmente, pese a los muchísimos planes que los gobiernos realizan para que haya buenos colegios y universidades, los países civilizados del mundo están produciendo «hippies», gente joven que está tan frustrada que hasta adora cerdos. Pero si nos relacionamos con las cualidades de los cerdos, de hecho nos volveremos cerdos en nuestra siguiente vida. Prakṛteḥ kriyamāṇāni guṇaiḥ karmāṇi sarvaśaḥ. La naturaleza nos dará plena oportunidad: «Muy bien, señor, vuélvase un cerdo». Así son las disposiciones de la naturaleza. Prakṛti, la naturaleza, tiene tres modalidades, y si nos relacionamos con un tipo de modalidad, recibiremos nuestro siguiente cuerpo conforme a ello.
El advenimiento y la partida de Kṛṣṇa tienen por objeto poner fin a la transmigración que las entidades vivientes realizan de un cuerpo a otro y, en consecuencia, debemos entender la grandeza del plan que hay tras el advenimiento y la partida de Kṛṣṇa. No debemos creer que Kṛṣṇa viene caprichosamente. Él tiene un gran plan, pues de no ser así, ¿por qué habría de venir aquí? Él está sumamente ansioso de llevarnos de regreso al hogar, de vuelta a Dios. Eso es lo que a Kṛṣṇa Le interesa. Por lo tanto, Él dice:
sarva-dharmān parityajya
mām ekaṁ śaraṇaṁ vraja
ahaṁ tvāṁ sarva-pāpebhyo
mokṣayiṣyāmi mā śucaḥ
«Abandona toda clase de religión y sencillamente entrégate a Mí. Yo te liberaré de toda reacción pecaminosa. No temas» (Bg. 18.66). Todos nosotros somos hijos de Kṛṣṇa, Dios, y como estamos infelices por haber adoptado cuerpos materiales, para reiterados ciclos de nacimiento, muerte, vejez y enfermedades, Él está más infeliz que nosotros. Nuestra situación en el cuerpo material no es cómoda en absoluto, pero somos tan necios y sinvergüenzas que no tratamos de hacer nada para resolverlo. Estamos tratando afanosamente de disponer las cosas para tener comodidades temporales en esta vida, pero estamos haciendo caso omiso de las verdaderas incomodidades constituidas por el nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades. He ahí nuestra ignorancia y nuestra necedad y, por ello, Kṛṣṇa viene a despertarnos de esa ignorancia y llevarnos de regreso al hogar, de vuelta a Dios.
[1] N. del Editor: El original de este libro está escrito en inglés; en la conversación, el autor muestra un juego de palabras: The lady is requesting her husband, «Chant, chant, chant.» And the husband is answering, «Can’t, can’t, can’t.»