Entrega Total

apy adya nas tvaṁ sva-kṛtehita prabho
jihāsasi svit suhṛdo ’nujīvinaḥ
yeṣāṁ na cānyad bhavataḥ padāmbujāt
parāyaṇaṁ rājasu yojitāṁhasām

¡Oh, mi Señor!, Tú mismo has ejecutado todos los deberes. ¿Nos dejas hoy, pese a que estamos dependiendo por completo de Tu misericordia y no tenemos a nadie más que nos proteja, ahora que todos los reyes están enemistados con nosotros?

Śrīmad-Bhāgavatam 1.8.37

Los Pāṇḍavas fueron sumamente afortunados, porque tuvieron la gran suerte de depender íntegramente de la misericordia del Señor. En el mundo material, depender de la misericordia de alguien constituye la mayor señal de mala fortuna; pero en el caso de nuestra relación trascendental con el Señor, es sumamente afortunado que podamos vivir dependiendo de Él por completo. La enfermedad material se debe al hecho de pensar en volverse independiente de todo. Pero la cruel naturaleza material no nos permite independizarnos. El falso intento de independizarnos de las estrictas leyes de la naturaleza se conoce como avance material del conocimiento experimental. El mundo material por entero está girando en base a este falso intento de independizarse de las leyes de la naturaleza. Comenzando con Rāvaṇa —quien quería preparar una escalera directa a los planetas del cielo—, y llegando hasta la era actual, todos están tratando de superar las leyes de la naturaleza. Ahora están tratando de acercarse a distantes sistemas planetarios mediante el poder electrónico y mecánico. Pero el objetivo supremo de la civilización humana consiste en trabajar arduamente bajo la guía del Señor y volverse completamente dependiente de Él. El logro más alto de una civilización perfecta consiste en trabajar con valor, pero al mismo tiempo depender completamente del Señor. Los Pāṇḍavas eran los ejecutores ideales de ese nivel de civilización. Indudablemente, ellos dependían por completo de la buena voluntad del Señor Śrī Kṛṣṇa, mas no eran ociosos parásitos del Señor. Todos ellos eran sumamente capacitados tanto por su carácter personal como por sus actividades físicas. Aun así, siempre buscaban la misericordia del Señor, porque sabían que todos los seres vivientes son dependientes por su posición constitucional. Por lo tanto, la perfección de la vida consiste en volverse dependiente de la voluntad del Señor, en vez de independizarse falsamente en el mundo material. Aquellos que tratan de independizarse falsamente del Señor reciben el nombre de anātha, «sin ningún guardián», mientras que aquellos que dependen por completo de la voluntad del Señor reciben el nombre de sanātha, «aquellos que tienen a alguien que los protege». En consecuencia, debemos tratar de ser sanātha, de modo que siempre podamos estar protegidos de la desfavorable condición de la existencia material. Debido al poder engañador de la naturaleza material externa, nos olvidamos de que la condición material de la vida es la perplejidad más indeseable de todas. El Bhagavad-gītā (7.19) nos indica, por consiguiente, que, después de muchos y muchos nacimientos, una persona afortunada se vuelve consciente del hecho de que Vāsudeva, Kṛṣṇa, lo es todo, y de que la mejor manera de conducir su vida consiste en entregarse a Él por completo. Ése es el signo de un mahātmā. Todos los miembros de la familia Pāṇḍava eran mahātmās que vivían con sus familias. Mahārāja Yudiṣṭhira era el cabeza de todos esos mahātmās, y la reina Kuntīdevī era la madre de todos ellos. Por lo tanto, las lecciones del Bhagavad-gītā y de todos los Purāṇas, específicamente el Bhāgavata Purāṇa, están conectadas inevitablemente con la historia de los mahātmās Pāṇḍavas. Para ellos, separarse del Señor era como para un pez separarse del agua. Por lo tanto, Śrīmatī Kuntīdevī sentía dicha separación como el impacto de un rayo, y toda la oración de la Reina tiene por objeto tratar de persuadir al Señor de que Se quede con ellos. Después de la batalla de Kurukṣetra, aunque los reyes enemigos habían sido matados, sus hijos y nietos aún estaban presentes para tratar con los Pāṇḍavas. Los Pāṇḍavas no fueron los únicos a los que se les puso en medio de la enemistad, pues todos nosotros siempre estamos en una condición semejante, y la mejor manera de vivir consiste en volverse completamente dependiente de la voluntad del Señor y con ello superar todas las dificultades de la existencia material.

Después de que la batalla de Kurukṣetra terminó y los Pāṇḍavas se establecieron en su reino, Kṛṣṇa, antes de ir de regreso a Dvārakā, fue a pedir a Su tía permiso para partir y a despedirse de ella. En ese momento, Kuntī ofreció esta oración. Ahora ella Le pregunta directamente: «¿Es cierto que, habiendo terminado Tu deber, Te vas y nos dejas solos?». He ahí la posición del devoto. Kuntīdevī dice: yeṣām na cānyad bhavataḥ padāmbujāt: «No tenemos ningún medio de protección más que Tus pies de loto». Eso es entrega total.

El proceso de entrega (śaraṇāgati) consta de seis aspectos. El primero es depender de Kṛṣṇa por completo, y el siguiente es aceptar todo lo que sea favorable para el servicio de Kṛṣṇa (ānukūlyasya saṅkalpaḥ). Ānukūlyena kṛṣṇānuśīlanaṁ bhaktir uttamā: un signo del bhakti de primera, servicio devocional de primera, es aceptar todo lo favorable para ese servicio. Otro aspecto de la entrega es prātikūlya-vivarjanam, rechazar todo lo que sea desfavorable para los procedimientos del cultivo de conciencia de Kṛṣṇa. A veces, el maestro espiritual dice: «No hagas esto», prohibiendo algo desfavorable, y también recomienda aquello que es favorable: «Haz esto. Canta Hare Kṛṣṇa». Entrega total, por consiguiente, implica abandonar cosas desfavorables y aceptar aquello que es favorable (ānukūlyasya saṅkalpaḥ prātikūlya-vivarjanam). Además, se debe creer con plena fe que «Kṛṣṇa me protegerá», y hay que contarse entre los sirvientes de Kṛṣṇa. Éstos son algunos de los aspectos de śaraṇāgati, la entrega total.

Ahora bien, Kuntīdevī dice: «Mi querido Kṛṣṇa, si creo que ahora que hemos recobrado nuestro reino estamos bien establecidos, y si por ello quieres dejarnos, ésa no es una proposición muy buena. Nosotros aún no estamos libres. Debido a que hemos matado a muchísimos reyes, todos sus amigos y parientes están planeando venir a pelear de nuevo contra nosotros. Así que no pienses que estamos libres de todo peligro. No lo estamos. Y no tenemos más protección que Tus pies de loto. Ésa es nuestra posición». Así pues, ella dijo a Kṛṣṇa indirectamente: «No nos dejes. No creas que ahora estamos a salvo. Sin tu protección, siempre estamos en peligro».

Ésa debe ser la posición del devoto. Debemos saber que en el mundo material estamos de hecho en peligro. Māyā, la ilusión, puede atraparnos en cualquier momento, tan pronto como nos descuidemos un poco pensando, «ahora ya cumplí con mi deber. Voy a descansar un poco». No, no hay descanso. Siempre debemos estar alerta.

Hay un verso en el que Śrīla Rūpa Gosvāmī dice: avyartha-kālatvam: El devoto debe ver con mucho cuidado si está gastando su tiempo innecesariamente. Debe preguntarse: «¿Estoy ahora ocupado en el servicio de māyā o en el servicio de Kṛṣṇa?». Ése es un signo de un devoto adelantado. Nāma-gāne sadā ruciḥ: El devoto de esa clase nunca se cansa de rezar, cantar o bailar. La palabra sadā significa «siempre», y ruciḥ significa «gusto». Al devoto siempre le gusta cantar Hare Kṛṣṇa: «¡Oh, muy bien!». Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/ Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare». Eso es gusto. Claro que toma tiempo despertar ese gusto, pero cuando Rūpa Gosvāmī estaba cantando, pensaba: «Yo sólo tengo una lengua y dos oídos. ¿Qué puedo percibir del canto? Si pudiera tener millones de lenguas y trillones de oídos, entonces podría saborear algo al cantar y oír». Desde luego que no debemos imitarlo, pero los devotos del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa deben al menos completar muy cuidadosamente sus dieciséis rondas, la cantidad mínima de canto que tienen prescrito. Nāma-gāne sadā ruciḥ: Tenemos que aumentar nuestro gusto por cantar y rezar Hare Kṛṣṇa.

Además, también debemos aumentar nuestra inclinación por vivir en un lugar en el que Kṛṣṇa viva (prītis tad-vasati-sthale). A los ojos de los devotos superiores, Kṛṣṇa vive de hecho en todas partes, pero como nosotros nos hallamos en una condición inferior, debemos saber que para nosotros Kṛṣṇa vive en el templo. Como no vemos a Kṛṣṇa en todas partes, debemos ir al templo a ver a Kṛṣṇa, quien bondadosamente aparece allí, por su misericordia, de una manera en que podamos verlo.

Kṛṣṇa tiene un cuerpo completamente espiritual (sac-cid-ānanda-vigraha), pero nosotros no tenemos los ojos para ver lo que ese cuerpo espiritual es. Estamos acostumbrados a ver cosas materiales (jaḍa). Podemos ver piedra, metal, madera y otros elementos, y como Kṛṣṇa lo es todo, para hacerse visible a nuestros ojos imperfectos, aparece en una forma hecha de esos elementos. No ha de pensarse que Kṛṣṇa es piedra o que estamos adorando piedra. Estamos adorando a Kṛṣṇa, pero como no podemos ver nada más que elementos materiales como la piedra, Kṛṣṇa tiene la bondad de aparecer en una forma tallada en piedra. Por lo tanto, debemos estar muy inclinados a vivir dentro de la jurisdicción del medio ambiente de un templo en el que se adore la forma de Kṛṣṇa.

Por otra parte, siempre debemos considerar que dependemos de Kṛṣṇa. Eso es conciencia de Kṛṣṇa. Siempre debemos pensar: «Sin Kṛṣṇa, mi vida es inútil y estoy en peligro». Por lo tanto, mientras Kuntī ofrece sus oraciones a Kṛṣṇa, dice: «Kṛṣṇa, Tú estás pensando que ahora estamos a salvo pero yo no creo que lo estemos. Siempre estamos en peligro. Si Tú piensas que estamos a salvo, ¿quién nos brindará protección? No tenemos más protección que la de Tus pies de loto. Estamos rodeados de muchísimos enemigos, porque los hijos de aquellos que han muerto en la pelea están ahora preparándose para pelear con nosotros».

Ahora bien, aunque Kṛṣṇa había ido a donde estaba Kuntīdevī para tomar el polvo de los pies de Su superior, Su tía, Kuntīdevī se dirige a Él como «Prabhu», el Señor, no como su querido sobrino. Ella sabe: «Aunque Kṛṣṇa está haciendo el papel de sobrino mío, de hijo de mi hermano, aun así es el amo supremo».

Las características de una persona verdaderamente consciente de Kṛṣṇa son: que sabe que Kṛṣṇa es el amo supremo, que siempre piensa que está en peligro sin Kṛṣṇa, y que, por refugiarse en los pies de loto de Kṛṣṇa, siempre se siente a salvo. Kṛṣṇa dice: kaunteya pratijānīhi na me bhaktaḥ praṇaśyati: «Puedes declarar al mundo que Mi devoto nunca es vencido» (Bg. 9.31). Para quien se convierte en devoto puro de Kṛṣṇa, no hay posibilidad alguna de peligro. Claro que Kṛṣṇa da protección a todo el mundo, pues sin Su protección, nadie podría vivir ni siquiera por un sólo momento. Pero no debemos pensar: «Si Kṛṣṇa está protegiendo a todo el mundo, ¿de qué sirve volverse devoto?». El rey da protección a cada uno de sus ciudadanos, pues ése es su deber, pero protege especialmente a su propio círculo de hombres. Eso no es antinatural. Si una persona está directamente dedicada al servicio del presidente, cuando se encuentra en alguna dificultad se le protege de un modo especial. El presidente brinda protección a todos los ciudadanos, pero aquellos que están conectados personalmente con él, prestándole servicio, reciben especial consideración. Eso no es de hecho parcialidad. Eso es natural. Cuando un caballero ama a todos los niños pero siente especial amor por sus propios hijos, nadie le dice: «¡Oh!, ¿por qué amas más a tus hijos que a los hijos de los demás?». No, eso es natural. De igual manera, Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā: samo ’haṁ sarva-bhūteṣu: «Yo soy equitativo con todos». Kṛṣṇa, siendo Dios, ama a todos, porque todos somos partes de Él. No obstante, Él cuida de Sus devotos de un modo especial. Por lo tanto, Él dice: kaunteya pratijānīhi na me bhaktaḥ praṇaśyati: «Mi devoto nunca será vencido».

Kṛṣṇa siempre vela por las comodidades de Sus devotos, y los devotos siempre procuran afanosamente que Kṛṣṇa esté satisfecho. Los devotos visten a Kṛṣṇa, Le proveen de comida, y siempre se dedican a servirlo, y de manera similar, Kṛṣṇa siempre vela por la felicidad de Sus devotos. Ésa es la relación íntima que hay entre el devoto y Kṛṣṇa. Cada entidad viviente tiene una relación con Kṛṣṇa, pero cuando una se vuelve su devoto, la relación se vuelve íntima. En consecuencia, Kuntīdevī dice a Kṛṣṇa: «¿Cómo vas a dejarnos? Somos Tus amigos íntimos. Simplemente vivimos gracias a Tu cuidado, gracias a Tu misericordia. No pienses que estamos a salvo y que, por consiguiente, puedes dejarnos. Nuestra vida siempre se halla bajo el control de Tu misericordia, pues no tenemos más refugio que Tus pies de loto. Ten la bondad de no dejarnos». Ésa es la oración de Kuntī. Del mismo modo, Narottama dāsa Ṭhākura canta:

hā hā prabhu nanda-suta    vṛṣabhānu-sutā-yuta
karuṇā karaha ei-bāra

«Kṛṣṇa, Nanda-sūta, Tú estás presente con Rādhārāṇī, la hija del rey Vṛṣabhānu. Ahora me entrego a Ti por completo. Por favor, hazme objeto de Tu misericordia».

Quien no tiene conciencia de Kṛṣṇa piensa: «Yo mismo me protegeré; o mi sociedad, comunidad o estado, me brindará protección. Tengo muchísimos protectores. ¿Por qué voy a preocuparme de Dios? ¿Por qué habría de acudir a Kṛṣṇa? Esos sinvergüenzas que no tienen ninguna protección pueden ir a Kṛṣṇa». Pero lo cierto es que a menos que Kṛṣṇa le brinde protección, no puede estar protegido. Eso se declara en el Śrīmad-Bhāgavatam (7.9.19): bālasya neha śaraṇaṁ pitarau nṛsiṁha. Cuando Prahlāda Mahārāja ofreció oraciones a Kṛṣṇa en la forma de Nṛsiṁhadeva, le dijo: «Mi querido Señor, no debemos pensar que porque un niño tenga un padre y una madre tiene plena protección». Si Kṛṣṇa no protegiera al niño, el niño no podría estar protegido ni siquiera si tuviera miles de padres y madres. Prahlāda también dice: nārtasya cāgadam udanvati majjato nauḥ: «No ha de pensarse que un buen médico o una buena medicina puede protegernos de una enfermedad». Supóngase que un hombre rico está padeciendo de alguna enfermedad y que contrata a un médico de primera y toma medicinas de primera. ¿Significa eso, acaso, que su vida está garantizada? No. Si Kṛṣṇa no le brinda protección, él morirá, pese al buen tratamiento médico y a una buena provisión de medicinas. «De la misma manera —continúa Prahlāda—, puede que alguien tenga un buen barco, pero eso no garantiza que no se ahogará en el océano. Si Tú no lo proteges, puede ahogarse en cualquier momento». La naturaleza presenta muchísimas dificultades, y aunque los científicos puede que traten de inventar algo para detener esas dificultades que se presentan en la lucha por la existencia, a menos que Kṛṣṇa nos brinde protección, sus inventos no servirán de nada.

Kuntīdevī sabe eso y, por consiguiente, aunque es la madre de Arjuna y Bhīma, los grandes guerreros, aun así piensa: «Aunque mis hijos son grandes guerreros, no bastan para brindarnos protección. Nada puede brindarnos protección, aparte de Tus pies de loto». Este verso ilustra la posición de un alma entregada que busca la protección de Kṛṣṇa. Si permanecemos en esa posición, sabiendo que nuestro único protector es Kṛṣṇa y que nuestro único deber es servir a Kṛṣṇa, entonces nuestra vida es un éxito.

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