Que Vengan las Calamidades

vipadaḥ santu tāḥ śaśvat
tatra tatra jagad-guro
bhavato darśanaṁ yat syād
apunar bhava-darśanam

Yo quiero que todas esas calamidades ocurran una y otra vez, de modo que podamos verte una y otra vez, pues verte a Ti significa que ya no veremos más los reiterados nacimientos y muertes.

Śrīmad-Bhāgavatam 1.8.25

Por lo general, los afligidos, los necesitados, los inteligentes y los indagadores, que hayan realizado algunas actividades piadosas, adoran al Señor o Lo comienzan a adorar. Otros, prósperos tan solo en fechorías, sin importar su posición, no pueden acercarse al Supremo, debido a que la energía ilusoria los desencamina. En consecuencia, si a una persona piadosa le ocurre alguna calamidad, no tiene más recurso que refugiarse en los pies de loto del Señor. Recordar constantemente los pies de loto del Señor significa irse preparando para liberarse del nacimiento y la muerte. Por eso, aunque nos vengan supuestas calamidades, les damos la bienvenida, porque nos dan una oportunidad de recordar al Señor, lo cual significa la liberación.

Aquel que se ha refugiado en los pies de loto del Señor, que se considera que son el bote más apropiado para cruzar el océano de la nesciencia, puede alcanzar la liberación tan fácilmente como si saltara sobre el hoyo que hace la pezuña de un ternero. Esta clase de personas están destinadas a residir en la morada del Señor, y no tienen nada que ver con un lugar en el que hay peligro a cada paso.

El Señor certifica en el Bhagavad-gītā que el mundo material es un lugar peligroso y lleno de calamidades. Gente poco inteligente elabora planes para adaptarse a esas calamidades, sin saber que este lugar, por naturaleza, está lleno de calamidades. Esa gente no tiene ninguna información acerca de la morada del Señor, la cual está llena de bienaventuranza y en la que no hay ninguna traza de calamidades. Por lo tanto, es deber de una persona cuerda permanecer imperturbable ante las calamidades mundanas, que ocurrirán sin falta en todas las circunstancias. Mientras sufre toda clase de infortunios inevitables, debe progresar en la comprensión espiritual, debido a que ésa es la misión de la vida humana. El alma espiritual es trascendental a todas las calamidades materiales; en consecuencia, las supuestas calamidades se designan como falsas. Puede que un hombre tenga un sueño en el que un tigre lo devora, y puede que llore por esa calamidad. En realidad, no hay ningún tigre ni ningún sufrimiento; se trata simplemente de un sueño. De la misma manera, todas las calamidades de la vida se dice que son sueños. Si alguien es lo suficientemente afortunado como para ponerse en contacto con el Señor por medio del servicio devocional, todo es ganancia. El contacto con el Señor mediante cualquiera de los nueve servicios devocionales, siempre es un paso hacia adelante en la senda que va de regreso a Dios.

En este interesantísimo verso, se señala que los vipadaḥ —las calamidades o peligros— son muy buenos, si tales peligros y calamidades nos hacen recordar a Kṛṣṇa.

tat te ’nukampāṁ susamīkṣamāṇo
bhuñjāna evātma-kṛtaṁ vipākam

(Bhāg. 10.14.8)

¿Cómo recibe el devoto los peligros? Debe haber peligros, porque este mundo material está lleno de ellos. Pero personas necias que no saben esto tratan de evitar los peligros. Así pues, luchan por la existencia. Todo el mundo está tratando de volverse feliz y evitar el peligro. En eso consiste nuestra ocupación material. Todo el mundo está tratando de lograr atyantikaṁ sukham, la felicidad máxima. Un hombre que trabaja, piensa: «Voy a trabajar muy duro ahora y a poner dinero en el banco, de manera que cuando sea viejo disfrute de la vida sin tener que trabajar». Ésa es la intención oculta que todos tienen. Nadie quiere trabajar; en cuanto uno obtiene algo de dinero, quiere retirarse del trabajo y volverse feliz. Pero eso no es posible. No se puede llegar a ser feliz de esa manera.

Aquí, Kuntīdevī habla de apunar bhava-darśanam. El prefijo a significa «no», y punar bhava significa «sucesión de nacimientos y muertes». El verdadero peligro lo constituye la sucesión de nacimientos y muertes. Eso debe detenerse.

El mundo material está lleno de peligros (padaṁ padaṁ yad vipadām). Por ejemplo, puede que crucemos el océano en un barco muy fuerte, pero ese barco nunca será seguro; puesto que nos encontramos en el mar, en cualquier momento pueden aparecer peligros. El Titanic era seguro, pero en su primer viaje se hundió, y muchos hombres importantes perdieron la vida. Así que, debe haber peligro, porque estamos en una posición peligrosa. Este mundo material es en sí peligroso. Por lo tanto, lo que ahora nos debe interesar es cruzar este mar de peligro tan pronto como sea posible. Mientras estemos en el mar, estaremos en una posición peligrosa, por muy fuerte que nuestro barco sea. Eso es un hecho. Pero no debemos dejarnos perturbar por las olas del mar; más bien, debemos tan sólo tratar de cruzar el mar y llegar al otro lado. Eso es lo que nos debe importar.

Mientras nos encontremos en este mundo material, habrán calamidades, porque éste es el lugar propio de las calamidades. Pero incluso con calamidades, lo que nos debe interesar es hacer que nuestra conciencia de Kṛṣṇa se desarrolle, de modo que después de abandonar este cuerpo podamos ir de regreso al hogar, de vuelta a Kṛṣṇa.

En el campo de batalla de Kurukṣetra, Arjuna dijo a Kṛṣṇa: «Todo lo que estás diciendo está bien. Yo no soy este cuerpo. Soy un alma, y esto también es cierto en el caso de todos los demás. De modo que, cuando el cuerpo sea aniquilado, el alma continuará existiendo. Pero cuando veo que mi hijo está muriendo o que mi abuelo está muriendo, y que yo estoy matando, ¿cómo puedo consolarme simplemente con saber que no están muriendo, sino que sólo sus cuerpos están cambiando? Yo estoy acostumbrado a pensar en ellos con afecto relativo al cuerpo, y por eso debe haber aflicción y sufrimiento».

Kṛṣṇa no negó lo que Arjuna dijo: «Sí —respondió Él—. Eso es un hecho. Como te encuentras inmerso en el concepto corporal de la vida, debe haber sufrimiento. Así que debes tolerarlo; eso es todo. No existe ningún otro remedio». Como se menciona en el Bhagavad-gītā (2.14), el Señor Kṛṣṇa dijo a Arjuna:

mātrā-sparśās tu kaunteya
śītoṣṇa-sukha-duḥkha-dāḥ
āgamāpāyino ’nityās
tāṁs titikṣasva bhārata

«¡Oh, hijo de Kuntī!, la aparición temporal del calor y el frío, de la felicidad y la aflicción, y su desaparición a su debido tiempo, son como la aparición y desaparición de las estaciones del invierno y el verano. Tienen su origen en la percepción de los sentidos, ¡oh, vástago de Bharata!, y hay que aprender a tolerarlas sin perturbarse».

En América, puede que a veces haga mucho frío por la mañana, en cuyo caso se hace un poco difícil darse el baño matutino. Pero, ¿significa eso que los devotos van a dejar de darse su baño matutino prescrito? No. Aunque haga frío, deben darse ese baño habitual. El deber tiene que realizarse, aunque implique un poquito de sufrimiento. Eso se denomina tapasya, austeridad. Tapasya significa que debemos proseguir con nuestro asunto de conciencia de Kṛṣṇa, pese a todos los peligros y calamidades de este mundo. Eso se denomina tapasya, la aceptación voluntaria de las dificultades de la vida.

Algunas veces, aquellos que han hecho estrictos votos de tapasya encienden un círculo de fuego a su alrededor, y en el abrasador calor del Sol, durante el ardiente verano, se sientan en medio de ese fuego y meditan. Así mismo, en medio del frío del invierno, se sumergen en agua hasta el cuello y meditan. Esos votos se prescriben en los sistemas estrictos de tapasya. Pero el Señor Caitanya Mahāprabhu no nos da esa clase de prescripción. Por el contrario, nos da un programa muy hermoso: canten, bailen y coman prasādam, comida ofrecida al Señor Kṛṣṇa. Pero aun así no estamos dispuestos a hacerlo. Estamos tan caídos, que no podemos aceptar ni siquiera esa tapasya. Aunque esa clase de tapasya es muy fácil de realizar y muy agradable (susukhaṁ kartum avyayam), aun así no estamos conformes. Puede que incluso prefiramos pudrirnos en la calle. Algunas personas prefieren beber, tener vida sexual y vivir en la calle. ¿Qué se puede hacer?

El movimiento de conciencia de Kṛṣṇa está brindando todas las facilidades para que la gente pueda venir aquí, cante, baile, viva muy apaciblemente, coma kṛṣṇa-prasādam y sea feliz; pero la gente no lo acepta. Eso se denomina infortunio. Caitanya Mahāprabhu, representando a la gente de esta era, dice: «Soy tan desafortunado que no tengo apego por cantar Hare Kṛṣṇa». El Señor Caitanya oró lo siguiente:

nāmnām akāri bahudhā nija-sarva-śaktis
tatrārpitā niyamitaḥ smaraṇe na kālaḥ
etādṛśī tava kṛpā bhagavan mamāpi
durdaivam īdṛśam ihājani nānurāgaḥ

(Śikṣāṣṭaka 2)

Kṛṣṇa, el trascendental y santo nombre de Dios, tiene todas las potencias, dijo el Señor Caitanya. Kṛṣṇa tiene potencias ilimitadas y, de la misma manera, en el santo nombre de Kṛṣṇa hay potencias ilimitadas. Kṛṣṇa tiene miles y miles de nombres, de los cuales el nombre Kṛṣṇa es el principal, y no hay reglas estrictas para cantar. No pensemos que hay que cantar a una cierta hora. No. Se puede cantar a cualquier hora. Además, el nombre de Kṛṣṇa es idéntico al propio Kṛṣṇa. Por lo tanto, el santo nombre de Kṛṣṇa es Kṛṣṇa.

No debemos pensar que Kṛṣṇa está viviendo en Su morada, Goloka Vṛndāvana, y que Su nombre es diferente de Él. Por supuesto que en el mundo material, bajo el concepto material, un nombre es diferente del hecho que representa. Pero en el mundo absoluto no existen esas diferencias. El nombre es tan potente como lo es Kṛṣṇa. Tenemos una lengua, y si la usamos para cantar Hare Kṛṣṇa, de inmediato nos pondremos en contacto directo con Kṛṣṇa, porque el nombre Kṛṣṇa y la persona Kṛṣṇa no son diferentes entre sí. Puede que pensemos que Kṛṣṇa Se halla muy, muy lejos, pero de hecho Kṛṣṇa está dentro de nosotros. Está lejos, pero al mismo tiempo es lo más cercano que hay. Mas, incluso si pensamos que Kṛṣṇa está muy, muy lejos, Su nombre está presente. Podemos cantar Hare Kṛṣṇa, y Kṛṣṇa Se pondrá a nuestra disposición inmediatamente. A Kṛṣṇa se Le puede obtener de esa fácil manera, para la cual no hay reglas estrictas. Podemos cantar en cualquier momento e inmediatamente obtener a Kṛṣṇa: ¡Vean la misericordia de Kṛṣṇa!

Por lo tanto, Caitanya Mahāprabhu dice: etādṛśī tava kṛpā bhagavan mamāpi durdaivam īdṛśam ihājani nānurāgaḥ: «Mi querido Señor, Tú Me has dado unas facilidades tan generosas mediante las cuales puedo ponerme en contacto contigo, pero soy tan desafortunado que no tengo apego por esas cosas. Tengo apego por muchísimas otras cosas, pero no siento apego alguno por cantar Hare Kṛṣṇa. Ése es Mi infortunio». Kṛṣṇa es tan magnánimo que se halla presente ante nosotros mediante la vibración trascendental de Su nombre, el cual tiene todas las potencias del propio Kṛṣṇa, y si permanecemos en contacto con ese nombre, habremos de obtener todos los beneficios de las bendiciones de Kṛṣṇa. Pero aun así no sentimos inclinación por cantar el mantra Hare Kṛṣṇa. Ése es nuestro infortunio.

Sin embargo, a un devoto nunca lo perturban los peligros, reveses o calamidades. Por el contrario, les da la bienvenida. Debido a que es un alma entregada, sabe que tanto los peligros como los festivales no son más que diferentes demostraciones de Kṛṣṇa, el cual es absoluto. En el śāstra, las Escrituras védicas, se dice que religión e irreligión, que son cosas totalmente opuestas, no son más que la porción delantera y la porción trasera de Dios. Pero ¿existe alguna diferencia entre la parte delantera de Dios y Su parte trasera? Dios es absoluto y, por eso, el devoto, ya sea rodeado de opulencia o de peligro, no se perturba, sabiendo que ambas cosas son Kṛṣṇa.

Cuando un devoto se halla en peligro, piensa: «Ahora Kṛṣṇa ha aparecido ante mí como peligro». En Su forma de Nṛsiṁhadeva, el Señor era peligroso para el demonio Hiraṇyakaśipu, pero el mismo Nṛsiṁhadeva era el supremo amigo del consagrado Prahlāda Mahārāja. Dios nunca es peligroso para el devoto, y el devoto nunca teme a los peligros, porque confía en que el peligro no es más que otro aspecto de Dios. «¿Por qué he de tener miedo? —piensa el devoto—. Estoy entregado a Él».

Por consiguiente, Kuntīdevī dice: vipadaḥ santu: «Que vengan las calamidades». Vipadaḥ santu tāḥ śaśvat: «Que todas esas calamidades ocurran una y otra vez». Puesto que ella sabe cómo recordar a Kṛṣṇa en momentos de peligro, da la bienvenida al peligro. «Mi querido Señor —dice ella—, doy la bienvenida a los peligros, porque cuando estos aparecen, puedo recordarte». Cuando el padre de Prahlāda Mahārāja estaba poniendo a su hijo en peligrosas dificultades, Prahlāda siempre pensó en Kṛṣṇa. De modo que, si nos vemos en una posición peligrosa y ese peligro nos da un ímpetu para recordar a Kṛṣṇa, le damos la bienvenida: «¡Oh!, estoy recibiendo esta oportunidad de recordar a Kṛṣṇa». ¿Por qué le damos la bienvenida? Porque ver a Kṛṣṇa o recordar a Kṛṣṇa significa avanzar en la vida espiritual, de manera que no tengamos que sufrir ninguno más de esos peligros. Tyaktvā dehaṁ punar janma naiti mām eti so ’rjuna (Bg. 4.9). Cuando el devoto se vuelve adelantado en el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, el resultado será que, después de abandonar el cuerpo (tyaktvā deham), no tendrá que nacer de nuevo en el mundo material (punar janma naiti). Esto es algo que debe desearse.

Supongan que en el momento actual me encuentro muy cómodo. Mi cuerpo puede que esté cómodo, pero la muerte llegará, y luego, otro nacimiento. Después de abandonar mi cuerpo actual, si obtengo el cuerpo de un gato o de un perro, ¿qué significado tiene mi posición cómoda? La muerte es segura, y después de la muerte es seguro que hay que aceptar otro cuerpo. Puede que no sepamos qué clase de cuerpo habremos de obtener, pero podemos averiguarlo en el śāstra, las Escrituras védicas. El śāstra dice que, según nuestra mentalidad en particular, obtendremos una clase de cuerpo en particular. Aunque yo me encuentre en una posición cómoda, si me mantengo con la mentalidad de un perro, obtendré mi siguiente vida como perro. Por lo tanto, ¿qué valor tiene esa posición cómoda? Puede que yo me halle en una posición cómoda durante veinte, treinta, cincuenta o, a lo sumo, cien años. Mas, si cuando abandono este cuerpo, mi mentalidad hace que me vuelva un gato, un perro o un ratón, ¿cuál es el beneficio de esa posición cómoda? Pero la gente no considera esto. Especialmente en la era actual, todos piensan: «Ahora estoy en una posición cómoda. Tengo suficiente dinero y una buena posición social. Tengo amplias comodidades y suficiente comida. Cuando este cuerpo se acabe, no voy a nacer de nuevo, así que, mientras viva, voy a disfrutar de la vida». Ésa es la moderna filosofía del hedonismo, pero no corresponde a los hechos.

Kuntī, sin embargo, está consciente del nacimiento y la muerte, y no desea repetir ese proceso. Esto lo indican las palabras apunar bhava-darśanam. Si uno siempre ve a Kṛṣṇa, se halla en estado de conciencia de Kṛṣṇa, pues conciencia de Kṛṣṇa significa pensar siempre en Kṛṣṇa. La conciencia debe estar absorta en pensar en Kṛṣṇa. Así pues, el maestro espiritual da diferentes variedades de ocupaciones a los devotos que cultivan conciencia de Kṛṣṇa. Por ejemplo, bajo la dirección del maestro espiritual, puede que los devotos repartan libros acerca del cultivo de conciencia de Kṛṣṇa. Pero si los devotos piensan que la energía invertida en repartir libros debe dirigirse hacia la venta de joyas, no es una idea muy buena. En ese caso no se volverían más que joyeros. Debemos tener mucho cuidado en no desviarnos del proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Incluso si en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa hay peligro o sufrimiento, debemos tolerarlo. Debemos incluso dar la bienvenida a ese peligro, y debemos orar en señal de aprecio a Kṛṣṇa.

¿Cómo hemos de orar? Tat te ’nukampāṁ susamīkṣamāṇaḥ: «Mi querido Señor, constituye Tu gran misericordia el hecho de que me vea en esta posición peligrosa». Ése es el punto de vista de un devoto. No considera el peligro como peligro. Más bien piensa: «Es la misericordia de Kṛṣṇa». ¿Qué clase de misericordia? Bhuñjāna evātma-kṛtam vipākam: «Debido a mis actividades pasadas, tenía que sufrir muchísimo. Pero Tú estás mitigando ese sufrimiento y dándome únicamente un poquito». En otras palabras, por la gracia de Kṛṣṇa, un devoto puede que reciba sólo un castigo ínfimo.

En la corte se descubre a veces que un hombre importante es culpable, y quizás el juez le ponga una multa de cien mil dólares y sepa que el hombre puede pagarla. Mas, puede que diga al hombre: «Sólo dé un centavo». Eso también es castigo, pero se ha reducido enormemente. De igual modo, tenemos que sufrir por nuestros actos pasados. Eso es un hecho, y no podemos evitarlo. Pero: karmāṇi nirdahati kintu ca bhakti-bhājām (Brahma-saṁhitā 5.54): Los sufrimientos de aquellos que se dedican al servicio devocional del proceso de conciencia de Kṛṣṇa se reducen. Por ejemplo, puede que alguien estuviera predestinado a morir asesinado, pero en vez de ser matado con un cuchillo, quizás sólo se haga un pequeño corte en el dedo. De esa manera, las reacciones de las actividades pasadas se reducen para aquellos que están dedicados al servicio devocional. El Señor Kṛṣṇa asegura a Sus devotos: ahaṁ tvāṁ sarva-pāpebhyo mokṣayiṣyāmi: «Yo te protegeré de las reacciones de la vida pecaminosa». Así que, incluso si un devoto tiene tras de sí un historial de actividades criminales muy graves, en vez de ser matado, puede que sólo reciba un pequeño corte en el dedo. ¿Por qué, entonces, habría un devoto de temer al peligro?

Simplemente debemos depender del proceso de conciencia de Kṛṣṇa, porque, si bajo todas las circunstancias vivimos de un modo consciente de Kṛṣṇa, no regresaremos al mundo material (apunar bhava-darśanam). Si pensamos reiteradamente en Kṛṣṇa, vemos a Kṛṣṇa, leemos acerca de Kṛṣṇa, trabajamos para Kṛṣṇa, y de una u otra forma permanecemos en estado de conciencia de Kṛṣṇa, nos beneficiaremos tanto que nos salvaremos de tener que nacer de nuevo en el mundo material. Eso es verdadero beneficio. Pero si nos sentimos un poco cómodos debido a otras ocupaciones más bien materialistas, y olvidamos a Kṛṣṇa y tenemos que nacer de nuevo, entonces ¿qué beneficio hemos obtenido? Debemos tener mucho cuidado en relación con esto. Debemos actuar de manera tal que nuestra conciencia de Kṛṣṇa no se perturbe bajo ninguna circunstancia, ni siquiera si hay un gran sufrimiento. Ésa es la instrucción de Kuntīdevī.

Antes de ganar la batalla de Kurukṣetra, todos los Pāṇḍavas fueron puestos en muchos peligros, tal como ya se describió en los versos anteriores. Les administraron veneno, les pusieron en una casa de laca a la que luego prendieron fuego, y en ocasiones tuvieron incluso que hacer frente a grandes demonios antropófagos. Perdieron su reino, perdieron a su esposa, perdieron su prestigio, y fueron desterrados al bosque. Pero Kṛṣṇa Se hallaba presente durante todos esos peligros. Cuando los Kauravas estaban tratando de desnudar a Draupadī, Kṛṣṇa estaba presente suministrándole tela para proteger su honor. Kṛṣṇa siempre estaba presente.

Por lo tanto, cuando los Pāṇḍavas fueron a ver a su abuelo, Bhīṣmadeva, en su lecho de muerte, él comenzó a llorar. «Estos muchachos, mis nietos, son todos muy piadosos —dijo él—. Mahārāja Yudiṣṭhira, el mayor de los hermanos, es la persona más piadosa de todas. Incluso se le llama Dharmarāja, el rey de la religión. Tanto Bhīma como Arjuna son devotos, y son héroes tan poderosos que pueden matar a miles de hombres. Draupadī, su esposa, es directamente la diosa de la fortuna, y se ha estipulado que dondequiera que ella esté, no habrá escasez de comida. Así que, todos ellos forman una maravillosa combinación, y además, el Señor Kṛṣṇa siempre está con ellos. Mas, con todo, están sufriendo». Así pues, comenzó a llorar, diciendo: «Yo no sé cuál es el plan de Kṛṣṇa, pues esos piadosos devotos también están sufriendo».

De modo que no debemos pensar: «Como me he vuelto devoto, no va a haber ningún peligro ni sufrimiento». Prahlāda Mahārāja sufrió mucho, e igualmente otros devotos, como los Pāṇḍavas y Haridāsa Ṭhākura. Pero no debemos dejar que esos sufrimientos nos perturben. Debemos tener fe firme, convicción firme, sabiendo que: «Kṛṣṇa está presente, y Él me protegerá». No traten de aprovechar ningún otro refugio aparte de Kṛṣṇa. Siempre diríjanse a Kṛṣṇa.

En el Bhagavad-gītā, el Señor Kṛṣṇa dice: kaunteya pratijānīhi na me bhaktaḥ praṇaśyati, «Mi querido Arjuna, puedes declarar al mundo que Mi devoto nunca es vencido». Ahora bien, podríamos preguntar: «¿Por qué Kṛṣṇa dijo a Arjuna que declarara eso? ¿Por qué no lo declaró Él mismo?». La respuesta es que, si el propio Kṛṣṇa hiciera esa declaración, podría ponerse en duda, porque a veces Kṛṣṇa viola Su propia promesa. Pero la promesa de un devoto nunca se violará. Eso es lo que Le interesa a Kṛṣṇa. «¡Oh!, Mi devoto ha declarado esto. Debo asegurar que su palabra se mantenga». Ésa es la posición de Kṛṣṇa, debido al afecto que siente por Su devoto. Por consiguiente, el Señor Kṛṣṇa dijo: «Decláralo tú. Si lo declaro Yo, puede que la gente no lo crea, pero si tú lo declaras te creerán, porque tú eres un devoto». Aunque Kṛṣṇa puede que rompa Su propia promesa, Él busca la manera de que las promesas de Sus devotos se cumplan.

Por lo tanto, debemos dedicarnos al proceso de conciencia de Kṛṣṇa y adherirnos a ese estado de conciencia bajo todas las circunstancias, incluso en la posición más peligrosa de todas. Debemos mantener nuestra fe en los pies de loto de Kṛṣṇa, y entonces no habrá ningún peligro.

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