La liberación de Vidyādhara y la muerte del demonio Śaṅkhācūḍa
Una vez, los pastores de vacas de Vṛndāvana, encabezados por Nanda Mahārāja, desearon ir a Ambikāvana, para ejecutar la ceremonia Śivarātri. El rāsa-līlā se llevó a cabo durante el otoño, y, después de eso, la siguiente gran ceremonia es Holi, o la ceremonia Dolayātra. Entre la ceremonia Dolayātra y la ceremonia rāsa-līlā, hay una ceremonia importante, llamada Śivarātri, la cual observan especialmente los śivaítas, o devotos del Señor Śiva. Pero algunas veces los vaiṣṇavas también observan esta ceremonia, debido a que consideran al Señor Śiva el más eminente de los vaiṣṇavas. Pero la función de Śivarātri no la observan muy regularmente los bhaktas o devotos de Kṛṣṇa. Debido a las circunstancias, se afirma en el Śrīmad-Bhāgavatam que los pastores, encabezados por Nanda Mahārāja, «una vez desearon». Eso significa que ellos generalmente no observan la función Śivarātri, pero que una vez desearon ir a Ambikāvana por curiosidad. Ambikāvana está situada en algún lugar de la provincia de Gujarat. Se dice que Ambikāvana está situada a orillas del río Sarasvatī; sin embargo, no encontramos ningún río Sarasvatī en la provincia de Gujarat; el único río que se encuentra allí es el Savarmatī. En la India, todos los grandes lugares de peregrinación están situados a orillas de magníficos ríos, como el Ganges, el Yamunā, el Sarasvatī, el Narmadā, el Godavarī y el Kāverī. Ambikāvana está situada en la ribera del Sarasvatī, y todos los pastores de vacas y Nanda Mahārāja fueron allá.
Ellos empezaron a adorar a las deidades del Señor Śiva y de Ambikā, con mucha devoción. Es una costumbre general que dondequiera que haya un templo del Señor Śiva, también debe haber un templo de Ambikā (o Durgā), debido a que Ambikā es la esposa del Señor Śiva y es la más excelsa de las mujeres castas. Ella no vive lejos de la compañía de su esposo. Después de llegar a Ambikāvana, los pastores de vacas de Vṛndāvana se bañaron primero en el río Sarasvatī. Si uno va a cualquier lugar de peregrinación, su primer deber es bañarse y, algunas veces, afeitarse la cabeza. Ese es el primer deber. Después de bañarse, adoraron las deidades, y luego distribuyeron caridad en los lugares santos.
De acuerdo con el sistema védico, la caridad se le da a los brāhmaṇas. Se afirma en los śāstras védicos que solamente los brāhmaṇas y los sannyāsīs pueden aceptar caridad. Los pastores de vacas de Vṛndāvana dieron vacas decoradas con ornamentos de oro y hermosas guirnaldas. A los brāhmaṇas se les da caridad, debido a que ellos no se dedican a ninguna profesión remunerada. Se supone que ellos deben dedicarse a ocupaciones brahmínicas, tal como se describe en el Bhagavad-gītā, es decir, deben ser muy eruditos y deben ejecutar austeridades y penitencias. No solo deben ser eruditos ellos mismos, sino que también deben enseñarles a los demás a serlo. No se espera que solamente los brāhmaṇas sean brāhmaṇas; ellos también deben crear otros brāhmaṇas. Si se observa que un hombre acepta convertirse en discípulo de un brāhmaṇa, a él también se le da la oportunidad de convertirse en brāhmaṇa. El brāhmaṇa está siempre ocupado en la adoración del Señor Viṣṇu. Por consiguiente, los brāhmaṇas son dignos de recibir todo tipo de caridad. Pero si los brāhmaṇas reciben caridad en exceso, deben distribuirla para el servicio de Viṣṇu. En la Escritura védica, por consiguiente, se recomienda darles caridad a los brāhmaṇas, y al uno hacer eso, complace al Señor Viṣṇu y a todos los semidioses.
Los peregrinos se bañan, adoran a la Deidad y dan caridad; a ellos también se les recomienda ayunar durante un día. Ellos deben ir a un lugar de peregrinación y permanecer allí por lo menos tres días. El primer día lo deben pasar ayunando, y en la noche pueden tomar un poco de agua, ya que esta no rompe el ayuno.
Los pastores de vacas, encabezados por Nanda Mahārāja, pasaron esa noche en la ribera del Sarasvatī. Ellos ayunaron todo el día y tomaron un poco de agua en la noche. Pero mientras estaban descansando, una gran serpiente del bosque cercano apareció ente ellos, y con mucha hambre empezó a tragarse a Nanda Mahārāja. Nanda se puso a gritar sin poder hacer más nada: «¡Mi querido hijo, Kṛṣṇa, por favor, ven y sálvame de este peligro! ¡Esta serpiente me está tragando!». Cuando Nanda Mahārāja gritó pidiendo ayuda, todos los pastores se levantaron y vieron lo que estaba sucediendo. Inmediatamente agarraron leños ardientes y empezaron a golpear a la serpiente para matarla. Pero a pesar de ser golpeada por leños ardientes, la serpiente no dejaba de tragarse a Nanda Mahārāja.
En ese momento, Kṛṣṇa apareció en la escena y tocó a la serpiente con Sus pies de loto. De inmediato, al ser tocada por los pies de loto de Kṛṣṇa, la serpiente mudó su cuerpo de reptil y apareció como un hermosísimo semidiós llamado Vidyādhara. Sus características corporales eran tan hermosas, que él parecía ser digno de adoración. Había un brillo y una refulgencia que emanaba de su cuerpo, y estaba enguirnaldado con un collar de oro. Él le ofreció reverencias al Señor Kṛṣṇa y se paró ante Él con gran humildad. Kṛṣṇa le preguntó entonces al semidiós: «Tú pareces ser un bello semidiós y pareces haber sido favorecido por la diosa de la fortuna. ¿Cómo es posible que hayas ejecutado actividades tan abominables, y cómo obtuviste el cuerpo de una serpiente?». El semidiós empezó a narrar entonces la historia de su vida anterior.
«Mi querido Señor —dijo él—, en mi vida anterior me llamaba Vidyādhara, y era conocido en el mundo entero por mi belleza. Debido a que yo era una personalidad célebre, solía viajar por todas partes en mi avión. Mientras viajaba, vi a un gran sabio llamado Aṅgirā. Él era muy feo, y como yo estaba muy orgulloso de mi belleza, me reí de él. A causa de esta acción pecaminosa, fui condenado por el gran sabio a asumir la forma de una serpiente».
Se debe notar aquí que antes de que una persona sea favorecida por Kṛṣṇa, está siempre bajo el control de las tres modalidades de la naturaleza material, por muy elevada que pueda ser materialmente. Vidyādhara era un semidiós elevado materialmente, y era muy hermoso. Además, tenía una gran posición material y podía viajar por todas partes en avión. Aún así, él fue condenado a convertirse en una serpiente en su vida siguiente. Cualquier persona elevada materialmente, puede ser condenada a una especie abominable de vida si no es cuidadosa. Es un concepto erróneo pensar que después de alcanzar el cuerpo humano uno nunca se degrada. Vidyādhara mismo afirma que, aun a pesar de que él era un semidiós, fue condenado a convertirse en una serpiente. Pero, debido a que lo tocaron los pies de loto de Kṛṣṇa, inmediatamente llegó al estado de conciencia de Kṛṣṇa. Sin embargo, admitió que en su vida previa había sido de hecho pecaminoso. Una persona consciente de Kṛṣṇa sabe que siempre es el sirviente del sirviente de Kṛṣṇa; que es de lo más insignificante y que cualquier bien que haga, lo hace por la gracia de Kṛṣṇa y del maestro espiritual.
El semidiós Vidyādhara continuó hablándole a Śrī Kṛṣṇa. «Debido a que yo estaba muy orgulloso de la exquisita belleza de mi cuerpo —dijo él—, me burlé de los feos rasgos del gran sabio Aṅgirā. Él me maldijo por mi pecado, y me convertí en una serpiente. Ahora considero que esta maldición del sabio no fue en absoluto una maldición; fue una gran bendición para mí. Si él no me hubiera maldecido, yo no habría asumido el cuerpo de una serpiente y no me habrían pateado Tus pies de loto, por lo cual no me habría liberado así de toda la contaminación material».
En la existencia material hay cuatro cosas que son muy valiosas: nacer en una familia decente, ser muy rico, ser muy erudito y ser muy bello. Estos se consideran bienes materiales. Desafortunadamente, sin conciencia de Kṛṣṇa, estas ventajas materiales algunas veces se convierten en fuentes de pecado y degradación. A pesar de que Vidyādhara era un semidiós y tenía un cuerpo hermoso, a causa de su orgullo fue condenado a tener el cuerpo de una serpiente. A la serpiente se le considera la entidad viviente más cruel y envidiosa que existe, pero aquellos que son seres humanos y que envidian a los demás, se considera que son aún más viciosos que las serpientes. La serpiente puede ser subyugada o controlada mediante hierbas y mantras de encantamiento, pero a una persona envidiosa no la puede controlar nadie.
«Mi querido Señor —continuó Vidyādhara—, ahora, puesto que creo que he sido liberado de todo tipo de actividades pecaminosas, quiero pedir Tu permiso para regresar a mi morada, el planeta celestial». Esta petición indica que las personas que están apegadas a las actividades fruitivas, deseando una promoción a las comodidades de los sistemas planetarios elevados, sin quitar la sanción de la Suprema Personalidad de Dios no pueden alcanzar la máxima meta que tienen en la vida. También se afirma en el Bhagavad-gītā, que la gente poco inteligente quiere alcanzar los beneficios materiales y, por lo tanto, adora a distintas clases de semidioses, pero que ellos realmente obtienen la bendición de los semidioses mediante el permiso del Señor Viṣṇu, o Kṛṣṇa. Los semidioses no tienen ningún poder para obtener beneficio material. Aún si se está apegado a la bendición material, uno puede adorar a Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, y pedirle a Él. Kṛṣṇa es completamente capaz de dar incluso una bendición material. Sin embargo, existe una diferencia entre pedir bendiciones materiales a los semidioses y pedírselas a Kṛṣṇa. Dhruva Mahārāja adoró a la Suprema Personalidad de Dios para obtener bendiciones materiales, pero, cuando realmente obtuvo el favor del Señor Supremo y lo vio, quedó tan satisfecho, que rehusó aceptar cualquier bendición material que se le fuera a dar. La persona inteligente ni adora ni les pide favores a los semidioses; directamente se vuelve consciente de Kṛṣṇa, y si tienen algún deseo de beneficios materiales, le pide a Kṛṣṇa, no a los semidioses.
Vidyādhara, esperando el permiso de Kṛṣṇa para regresar a los planetas celestiales, dijo: «Ahora, porque me han tocado Tus pies de loto, me he librado de todo tipo de angustias materiales. Tú eres el más poderoso de todos los místicos. Tú eres la Suprema Personalidad de Dios original. Tú eres el amo de todos los devotos, Tú eres el que abastece a todos los sistemas planetarios y, por consiguiente, yo pido Tu permiso. Puedes aceptarme como alguien completamente rendido a Ti. Yo sé muy bien que las personas que se dedican constantemente a cantar Tu santo nombre, obtienen la liberación de todas las reacciones pecaminosas, y ciertamente se liberan las personas que han sido lo suficientemente afortunadas como para ser tocadas personalmente por Tus pies de loto. Por consiguiente, estoy seguro de que ahora me he librado de la maldición del brāhmaṇa, simplemente al tocarme Tus pies de loto».
De esa manera, Vidyādhara obtuvo el permiso del Señor Kṛṣṇa para regresar a su hogar, situado en el sistema planetario superior. Después de recibir este honor, empezó a dar vueltas alrededor del Señor; y después de ofrecerle sus reverencias respetuosas, regresó a su planeta celestial. Así, Nanda Mahārāja también se libró del peligro inminente de que la serpiente lo devorara.
Los pastores de vacas que habían ido a ejecutar la ceremonia ritual de adorar al Señor Śiva y a Ambikā, terminaron sus asuntos y se prepararon para regresar a Vṛndāvana. Mientras regresaban, recordaron las maravillosas actividades de Kṛṣṇa. Por relatar el incidente de la liberación de Vidyādhara, se apegaron más a Kṛṣṇa. Ellos habían ido a adorar al Señor Śiva y a Ambikā, pero se habían apegado más a Kṛṣṇa. En forma similar, las gopīs también adoraron a la diosa Kātyāyanī para apegarse más y más a Kṛṣṇa. Se afirma en el Bhagavad-gītā que las personas que están apegadas a adorar a semidioses tales como el Señor Brahmā, Śiva, Indra y Candra, con el fin de obtener algún beneficio personal, son poco inteligentes y han olvidado el verdadero propósito de la vida. Pero los pastores de vacas que habitaban en Vṛndāvana no eran hombres ordinarios. Todo lo que hacían, lo hacían por Kṛṣṇa. Si uno adora a semidioses tales como el Señor Śiva y el Señor Brahmā para apegarse más a Kṛṣṇa, eso se aprueba. Pero si uno se dirige a los semidioses para obtener algún beneficio personal, eso se condena.
Después de este incidente, en una noche muy placentera, tanto Kṛṣṇa como Su hermano mayor, Balarāma, quienes son inconcebiblemente poderosos, fueron al bosque de Vṛndāvana. Ellos estaban acompañados por las doncellas de Vrajabhūmi, y empezaron a disfrutar mutuamente de su compañía. Las jóvenes doncellas de Vraja estaban muy hermosamente vestidas y estaban ungidas con pasto de sándalo y adornadas con flores. La Luna brillaba en el cielo, rodeada por estrellas resplandecientes; y la brisa soplaba, llevando el aroma de las flores mallikā, y los abejorros estaban locos tras ese aroma. Aprovechándose de la atmósfera agradable, tanto Kṛṣṇa como Balarāma empezaron a cantar muy melodiosamente. Las doncellas se absorbieron tanto en Su canto rítmico, que casi se olvidaron de sí mismas; sus cabellos se soltaron, sus vestidos se aflojaron, y sus guirnaldas empezaron a caer al suelo.
En ese momento, mientras ellas estaban tan absortas, casi al punto de la locura, un demonio y asociado de Kuvera (el tesorero de los planetas celestiales) apareció en la escena. El demonio se llamaba Śaṅkhāsura, debido a que en su cabeza llevaba una joya valiosa que semejaba un caracol. Así como los dos hijos de Kuvera estaban envanecidos por su riqueza y opulencia y no les importó la presencia de Nārada Muni, Śaṅkhāsura también estaba envanecido por su opulencia material. Él pensaba que Kṛṣṇa y Balarāma eran dos pastorcillos de vacas ordinarios que estaban disfrutando de la compañía de muchas muchachas hermosas. Generalmente, en el mundo material, una persona que tiene riquezas piensa que todas las mujeres hermosas deben ser disfrutadas por él. Śaṅkhāsura también pensó que, como pertenecía a la rica comunidad de Kuvera, él, y no Kṛṣṇa y Balarāma, debía disfrutar de tantas muchachas hermosas. Por consiguiente, decidió encargarse de ellas. Él apareció ante Kṛṣṇa y Balarāma y ante las doncellas de Vraja, y empezó a dirigir a las muchachas hacia el Norte. Él les dio órdenes a ellas como si fuera su propietario y esposo, a pesar de la presencia de Kṛṣṇa y Balarāma. Siendo llevadas a la fuerza por Śaṅkhāsura, las doncellas de Vraja empezaron a pronunciar los nombres de Kṛṣṇa y Balarāma para invocar Su protección. Los dos hermanos inmediatamente empezaron a seguirlos, tomando grandes troncos en Sus manos. «No tengan miedo, no tengan miedo —les gritaron Ellos a las gopīs—, Nosotros vamos enseguida para castigar a este demonio». Muy rápidamente, Ellos alcanzaron a Śaṅkhāsura. Pensando que los hermanos eran demasiado poderosos, Śaṅkhāsura abandonó la compañía de las gopīs y corrió por temor de su vida. Pero Kṛṣṇa no quería dejarlo ir. Él encomendó las gopīs al cuidado de Balarāma, y siguió a Śaṅkhāsura donde quiera que este huía. Kṛṣṇa quería tomar de la cabeza del demonio la valiosa joya que semejaba un caracol. Después de seguirlo por una distancia muy corta, Kṛṣṇa lo atrapó, le golpeó la cabeza con Su puño y lo mató. Luego, tomó la valiosa joya y regresó. En presencia de todas las doncellas de Vraja. Él le presentó la valiosa joya a Su hermano mayor, Balarāma.
Así termina el significado de Bhaktivedanta, del capítulo trigésimo cuarto del libro Kṛṣṇa, titulado: «La liberación de Vidyādhara y la muerte del demonio Śaṅkhācūḍa».